RETRATOS HABLADOS
Alguien me comentó en una ocasión: ¿has visto que una piedra que cae a un barranco, de repente eche marcha atrás y regrese? No, nunca, fue la respuesta inmediata.
Eso pasa con la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional, que lejos de recapacitar en un estado casi catatónico, y en plena caída libre, optó por amarrarse una piedra aún más grande al cuello para caer hasta lo más profundo del barranco, obnubilados por los juicios absolutos que decidieron elaborar y creerse como dogma de fe.
Así no, de ninguna manera podrán dar vida a un organismo político enfermo por la demencia de sus dirigentes, que nunca entendieron, o entendieron a la perfección sin informar a nadie, que la refundación de su partido, de ningún modo podía incluirlos.
Por eso, la Vigésima Cuarta sesión del Consejo Nacional del tricolor, y la aprobación, por supuesto a mano alzada, para reformar los estatutos internos y abrir el camino para la reelección de Alejandro “Alito” Moreno, por ocho años más, junto con los integrantes que lo acompañan, entre ellos la hidalguense, Carolina Viggiano Austria, no sorprendieron a nadie.
No pocos, esperaba que la hoy senadora electa, recapacitara en torno a esta decisión, y que simplemente se deslindara de la misma, porque en una verdadera demócrata y conocedora del fenómeno político, apoyar la reelección del personaje citado resultaba igual que tirarse de cabeza al basurero de la historia.
Pero lo hizo, y en términos concretos es imposible entenderla, con todo y los argumentos de un gobierno federal casi imperial, con todo y lo que deseen agregar, porque si son válidos, cualquiera, menos Alejandro Moreno y compañía, podían aventurarse a erigirse como guías de la salvación.
En plena caída vertical al despeñadero, el hecho concreto es que la oposición, toda, decidió practicarse un harakiri, pero de ningún modo como acción plena de dignidad y honor; sí en cambio todo lo contrario, como una estrategia, estratagema, para hacerse pasar por lo que no son: el camino a la reconstrucción.
Es una lástima por lo mucho que sin duda aportó al desarrollo de la sociedad mexicana e hidalguense, un partido histórico como lo fue el Revolucionario Institucional, y que pese a todo lo que se diga, dio vida a instituciones fundamentales en el país, y a una amplia temporada de paz social.
Es una lástima porque la soberbia, que lo mismo afecta a los totalmente derrotados, como a los totalmente ganadores, no permitió, en este caso, y también en el otro, ver con ojos nuevos y honestos, el escenario de un país que, como nunca, va a necesitar de la unidad de sus personajes de la política.
Sin embargo, hay que decirlo, los que hoy ya anunciaron que se quedarán otros ocho años al frente del PRI, de ninguna manera lograrán justificar la soberbia que los llevó a cometer el peor de los pecados en un partido que tuvo como origen la Revolución Mexicana: acabar con el principio básico de la NO REELECCIÓN.
Una lástima también por Carolina Viggiano, hasta antes de este desatino, la única cabeza visible de la oposición a Morena en territorio hidalguense. Porque después de esta decisión, simplemente su figura se difumina hasta desaparecer.
No, así no.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
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