PUNTO DE VISTA
Hasta el día de hoy, es una costumbre en Hidalgo, la de no decir nada; la costumbre de que, aunque no estés de acuerdo en las decisiones políticas, además de no decir nada, tengas que decir que sí, y solo entre labios, o en los círculos más cercanos, dar tu opinión.
El Estado, desde hace muchos años, o desde sus inicios, se asemeja a lo que en la Edad Media era el feudalismo. Hoy, impera la voluntad del partido en el poder, que ve con ojos alegres que no haya oposición; el Congreso evidencia esta situación. Claro, de ello se encargó el ex gobernador Fayad, quien allanó el camino y sirvió a quien supuestamente combatió por años.
Conforme a datos del INEGI, Hidalgo se ha mantenido entre los estados más pobres del país, no importa quién gobierne, este dato se mantiene.
Las políticas públicas no han sido las acertadas, en temas educativos las acciones son pésimas, vea a la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, dígame usted lector en qué cabeza cabe que, para incluir a los marginados, las clases de las carreras que se imparten, se impartan en lenguas indígenas. Suena nostálgico, ideal, pero seamos realistas, ¿cuándo ha visto que, para contratar, se pida que los egresados hablen una lengua que no sea el español? ¡Por favor! Qué idea tan desacertada, y que solo provoca lo contrario a lo que busca, es decir, más marginación.
A lo anterior se suman las raquíticas inversiones para detonar la creación de centros laborales. Porque, podrán anunciar cantidades enormes en millones de pesos, pero la amarga realidad nos habla de otro horizonte que se mira, y en donde pareciera que hay una suma alegre de inversiones.
Lo anterior obliga a los recién egresados de nuestras universidades, de manera desafortunada, a buscar trabajo en el único lugar que pareciera dar oportunidades: Gobierno del Estado, y a partir de esa necesidad, muchos funcionarios de muchas administraciones, se han aprovechado de mujeres y de hombres, de una manera detestable.
Es mal visto, muy mal visto, disentir.
Por ejemplo, nadie alzó la voz para denunciar que el ahora ex encargado del despacho de la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo, Santiago Nieto, viniera a cualquier cosa, menos a resolver el gran e histórico atraso que tiene la institución, en carpetas de investigación.
Era catedrático de la UNAM, iba y venía a Querétaro para hacer campaña política; estuvo presente en múltiples conferencias de su esposa Consejera del INE. A cambio, el atraso se mantuvo y nunca antes hubo tantas renuncias al interior de la institución.
No menos desatinada, la elección de la Magistrada del Poder Judicial, que tuvo como única virtud, ser familiar del ex gobernador, claro, sin ninguna experiencia en el Tribunal.
El mensaje para los jóvenes es evidente: no importa cuánto se preparen, cuántos méritos tengan y hagan: llegará alguien con “mejores cartas credenciales”, y tendrán el puesto más alto.
Resulta importante pues, que en la vida política de Hidalgo se garantice el derecho a disentir, no el derecho de libertad de expresión, que urge de su propia legislación.
Resulta también lamentable, que para estas fechas, y porque así lo mandan los ritos del poder, se vanaglorie a candidatos jóvenes a presidentes municipales, con el argumento de que poseen una gran experiencia en el servicio público, cuando apenas llevan un año real en esas labores.
Propongo como eje central de este cambio generacional, sí, que se reconozca por lo que en términos concretos y verificables hayan hecho, los que de pronto aparecen como arquetipos del buen hacer.
Hidalgo, nuestro hermoso lugar, debe salir de su pobreza, que no solo es económica.
La pobreza también es no ser crítico, no advertir, quedarse callado y no ser capaz de reflexionar.