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AMLO: fin de una etapa

Pablo Vargas
5 Min de Lectura

FORO ABIERTO

El primero de octubre de 2024 inicia una nueva etapa política en el largo proceso de lucha democrática en México. Se trata de la prolongación, por la vía de las urnas, del perfil de un gobierno de izquierda, que ocurrió de manera libre y pacífica de acuerdo con las normas e instituciones previstas en el país. Es todo un acontecimiento, por todo lo que ha significado el remontar, en solo seis años, un sistema político que duró casi un siglo.

Esa es una de las hazañas de la primera alternancia de izquierda. En el 2000 hubo el primer cambio de partido en la presidencia de la república, con la llegada de Vicente Fox a través del Partido acción Nacional (PAN), a ella le siguió la continuidad del mismo signo político en 2006 con Felipe Calderón Hinojosa, bajo la denuncia de haber llegado con un fraude electoral. En 12 años se produjo una simbiosis de gobierno muy similar a la hegemonía previa, con la secuencia de políticas de corte neoliberal, que solo sirvieron a unos cuantos banqueros y al capital transnacional en contra del detrimento de las mayorías.

Posteriormente, se produjo el “regreso del PRI” a Los Pinos, con Enrique Peña Nieto, que va a profundizar la entrega de los recursos naturales del país al gran capital; todo ello, bajo el manto de corrupción discrecional en todos los rubros y niveles de gobierno. Se disparó la inseguridad pública y la violación sistemática de derechos humanos, el ejemplo más visible fue el crimen de Estado de los 43 de Ayotzinapa, que fue desenmascarada por su “verdad histórica”, llena de falsedades. 18 años de PRIAN.

El 2018 fue el parteaguas social y político, la caída de un gobierno que integró a los tres grandes partidos tradicionales, cuajado por el “Pacto por México” (PRI-PAN-PRD), encabezado por Enrique Peña Nieto, marcó el inicio del fin de toda una época de gobiernos orientados a beneficiar a las minorías y dejando de lado o en segundo término a las demandas de las mayorías, caracterizado por el bandidaje de una clase política parasitaria.

López Obrador desde el 2006 entendió la esencia de la confrontación histórica y social de México, retomó el avance de 1988 con Cuauhtémoc Cárdenas, se cobijó con las banderas de la izquierda al proyectar un programa alternativo de nación, con la coalición de izquierda “Por el Bien de Todos”, pero fue derrotado por el viejo régimen con prácticas ilegales y fraudulentas, pero lo más grave fue la “guerra sucia” y la polarización que sembraron los magnates. En 2012 se repitió el revés con la complicidad de “Los Chuchos”, del PRD, beneficiarios del “Pacto por México”.

El gobierno de López Obrador constituye una etapa fundacional hacía un nuevo tipo de régimen político. AMLO no hizo lo mismo que los presidentes del PAN, Fox y Calderón, no negoció con los grandes grupos de interés (banqueros y empresarios), y se tuvo que enfrentar a las inercias del sistema político, como fue con la facción del Poder Judicial Federal (PJF), y desde luego, con los medios de comunicación comercial y con las redes sociales, de internet, que diariamente bombardeaba a la 4T, con noticias falsas.

Es importante iniciar una evaluación del gobierno de AMLO, sobre todo en el contexto de ser una primera etapa de transformación política; los adversarios que tuvo fueron enormes, entre ellos dos guerras, la pandemia de la Covid-19, los huracanes Otis 2023 y John en 2024.También se deben considerar las propuestas que fueron meramente iniciales para desmontar el viejo régimen, aún vigente en varios aspectos, sobre todo en la cultura.

En seis años no se puede cambiar un país con grandes desigualdades sociales y problemas de gran envergadura como la seguridad pública, los servicios de salud, la gran corrupción existente por décadas, pero se hizo lo que era casi imposible: derrotar el viejo sistema político e iniciar una difícil reconstrucción del poder, de las instituciones y de las formas de participación. 

Los mexicanos dieron la oportunidad a que desde la izquierda se gobernara un país enorme, con el apoyo de las mayorías inicia una nueva etapa hacía procesos de cambio que esperamos sea para profundizar la democracia y la participación.  

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