RETRATOS HABLADOS
Pasado el último debate presidencial, espero sinceramente, que de alguna manera empecemos a ver con ojos más reflexivos, lo que estará en juego después del dos de junio. Porque no se trata solo de que el poder permanezca en las mismas manos, o que pase a otras. Se trata fundamentalmente de que todos, absolutamente todos los mexicanos, entendamos que sin nuestra participación, difícilmente se podrá reconstruir un país donde los grupos delincuenciales se han enseñoreado de buena parte de su territorio, y el odio por querellas inventadas de clases sociales, ha dividido a la nación.
Eso es lo urgente: que exista un pacto real, serio, comprometido no con un partido político o un hombre que se creyó semidiós, y hoy mismo es incapaz de reconocer que el poder es pasajero, que debe irse dignamente, con un gesto de generosidad, tal vez el único que le conozcamos, capaz de simplemente dejar a la historia, el calificativo real de su gestión.
No, un pacto cierto, verdadero, que necesariamente no puede darse con ninguno de los institutos políticos, que una y otra vez nos han fallado; que una y otra vez han demostrado que su único interés ha sido, y será, tomar para sí el poder, cobrar venganzas de todo tipo, enriquecerse, y repetir la vieja historia de justificar todas sus ineptitudes por el desastre que le dejaron quienes se fueron.
No, el pacto es entre usted y yo, entre ella y él, entre nosotros y ellos, entre tú y ella, entre los mexicanos, para nunca de los nuncas volver a pelear por la honra de un político, de un partido, de una invención que de repente nos colocó en la esquina contraria de un amigo, un hermano, un padre, y, todavía peor, aceptamos que sonara la campana para intentar pulverizar al ahora enemigo, ya no pariente, al haber tenido la osadía de criticar a nuestro semidiós.
Eso es lo más importante: olvidarnos del circo de la política, de peleas perrunas por el poder, y asumir nuestro papel histórico, en que pudimos parar el odio a otros igual de jodidos que nosotros, a otros igual de desilusionados porque descubrimos que, después de todo no éramos militantes de bandos contrarios, sino compañeros de un mismo viaje que es la vida.
Así que lo que cada quien quiera anunciar hoy, si ésta ya se proclamó ganadora del tercer debate, y por lo tanto de la elección del 2 de junio, a mi me da igual, porque hace mucho que en nuestra nación se perdió toda noción del para qué se desea tener el poder.
Reconstruyamos, por principio de cuentas, la relación con nuestra familia, con nuestros amigos. Cerremos grupos de whats donde dimos rienda suelta a todas nuestras frustraciones y rencores, y nos había caído “como anillo al dedo” la pelea a muerte por defender un proyecto de país, contra los que, así lo creímos, no tenían la capacidad para comprender la trascendencia del mismo, y por ello se pronunciaban en contra.
Reconstruyamos la posibilidad del diálogo, no el debate, porque en el diálogo no hay ganadores, como no sea lo que se aprende de quien está con nosotros.
Reconstruyamos la paz, y descubramos que si cambiamos el odio por la solidaridad, ningún grupo delincuencial, por muy organizados que pueda estar, tendrá la capacidad de hacer frente a un pueblo, en el mejor sentido de la palabra, es decir individuos que caminan juntos, que un día se cansó de soportarlos y los acabó.
Hoy, le repito, pudo haber ganado Claudia o Xóchitl (Máynez no, por supuesto), pero el hecho es que también será lo mismo el dos de junio, y lo importante no es saber el nombre de quién habrá de enfrentar la reconstrucción de una nación noble, digna como México, pero también de sus habitantes, los más viejos, que fueron convertidos en amigos y votantes mercenarios, a sueldo, sin deberla, sin tener por qué entrar en esa condición.
Hoy, le repito, es momento de no confundirnos más, porque pelear por política no es la disputa en que uno le va al semidiós y otro no. La discusión sobre política es el diálogo, en que se puede prevenir la llegada de enfermos de poder, justamente al poder.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
X: @Javier EPeralta