POR EL DERECHO A EXISTIR
En ocasiones los espacios laborales nos enfrentan a desafíos de organización, de tiempo y hasta de empatía social, tantas veces he escuchado la frase “en el trabajo no se va a hacer amistades”. Sin embargo, la experiencia personal, me ha hecho replantearme ese dicho, pues son las amistades y los lazos de confianza, las que permiten sobrevivir a espacios que pueden ser complejos, explotadores, hostiles; es el diálogo y la capacidad de empatizar lo que permite tener un respiro y posibilidades de convertir la complejidad en oportunidad.
Construir desde lo común en un sistema que nos obliga a lo individual, es un reto tremendo, especialmente cuando se está todo el tiempo contra reloj y con sistemas jerárquicos que apenas y permiten la mínima expresión de las ideas.
Hace poco tuve la posibilidad de compartir, convivir y aprender de un equipo que aguantó las batallas más complejas de un sistema electoral en el cual dicen que todos los días y todas las horas son hábiles, eso nos despoja un poco del concepto de lo humano, del respeto del tiempo, de la vida social, de los planes.
Estimada/o lector, una breve acotación, la organización de los procesos electorales y llegar al día de la jornada tiene detrás de sí mismo, muchas horas de trabajo, emociones, lágrimas, dramas familiares y un sinfín de cuestiones que es difícil imaginar hasta que se viven.
Así que una de las formas de soportar el día a día, es pasar de tener recursos humanos, a entendernos como personas, pasar de tener un equipo a ser un equipo, en ese sentido es oportuno, agradecer, las horas, el esfuerzo, las ganas, las no ganas y aun con eso venir a “chambear”, de acuerdo y no de acuerdo, tengo la seguridad que más de una persona acudió a pesar de sí misma y en contra de la voluntad de sus seres queridos.
En contextos laborales difíciles, las risas se convierten en pequeños escapes de saturación, el apoyo y solidaridad son las herramientas fundamentales, la confianza, el diálogo y la disposición se convierte en el elemento que transforma los ambientes densos en espacios de cooperación.
Sea este pequeño espacio y sentidas líneas el vehículo para agradecer, para reconocer, el trabajo de quienes lograron un proceso electoral en los mejores términos, pacíficos, especialmente al equipo que sostuvo durante siete semanas de lunes a domingo y con 16 horas como mínimo de trabajo, gracias por permitirme compartir, acompañar y ser con ustedes, todo mi afecto, cariño y respeto. Gracias sobrinas, sobrinos.