RELATOS DE VIDA
Estaba emocionada por llegar al encuentro, el acuerdo es que llegaría al departamento, tomaría las llaves que estaban escondidas en la maceta de la entrada, y así podría ingresar para esperarlo.
Al entrar dejó su bolsa en el sillón y pasó al baño, aprovechó para hacer sus necesidades y para retocarse un poco, pues al llegar su novio, partirían casi al instante para llegar a la comida planeada en el restaurante que hicieron cita para festejar su aniversario.
Al terminar con su “manita de gato”, pasó a la habitación para arreglarse el vestido y las medias, después se acercó al tocador para asomarse el peinado, y observó que frente al espejo había un mensaje pegado con un papel que decía “Te Amo”, y en el mueble se encontraba una máscara para pestañas, que obviamente no le pertenecía.
Inmediatamente sintió como el estómago le hervía, el color de su cara cambió a pálido como si hubiera visto un fantasma, y la ansiedad se apoderó de su ser, y comenzó a buscar frenéticamente otro indicio para confirmar la idea de infidelidad que se había quedado anclada en su cabeza.
Mientras abría cajones, auscultaba camisas, pantalones y sacos en el armario, llegó el que hasta ahora era un desleal varón, y fue sorprendida en la misión de encontrar la huella del delito, y al verla, él no dudó en cuestionar lo que estaba haciendo.
En un acto reactivo con todos los sentimientos que acumuló, se le arrojó a golpes en tanto le soltaba una letanía con todas las palabras altisonantes que sabía pero jamás se había atrevido a enunciar.
El joven intentó calmarla, le sujetó los brazos y le preguntaba qué es lo que había pasado, ella echa un mar de lágrimas, se dirigió al tocador y le mostró el mensaje y el artículo de belleza, y el hombre intentaba explicarle que su hermana fue de visita, durmió en la casa y por la mañana la dejó todavía dormida y que seguramente le dejó el recado y olvidó el delatado rímel.
La chica con el coraje y la decepción encendida, le soltó una bofetada, tomó sus cosas y salió corriendo del departamento y no paró hasta llegar a su casa, romper las fotografías que tenía de ambos y buscar con la inteligencia artificial, un ritual que le ayudará a que nunca más funcionara como hombre.
Preparó un espacio, acomodó todos los elementos necesarios y siguió todos los pasos que le marcaba la página de Internet, al concluir, acomodó todo en su lugar, prendió la televisión de su habitación y se dispuso a dormir.
Al día siguiente, su sueño fue interrumpido por llamadas constantes al celular que provenían de su pareja, mismas que no respondió. Así duró una semana, hasta que fue sorprendida en la entrada de su casa por el joven quien era acompañado por su hermana, quien le explicó y le confirmó la versión.
Apenada, pero aún con dudas los invitó a pasar, propuesta que solamente fue aceptada por el chico con el pretexto que debían hablar, se despidieron de la hermana, ingresaron al espacio y en cuanto se cerró la puerta, comenzaron con el ritual típico de la reconciliación.
Y nuevamente fue sorprendida al percatarse que el amigo del varón, por nada del mundo se animaba, fue entonces que recordó de lo que había hecho, dejaron todo en caricias y luego en pláticas y cena, en cuanto se despidió y salió de la casa, la chica emprendió la búsqueda para revertir el ritual, aunque ahora no podía realizarlo personalmente, tenía que hacerlo una persona dedicada a la famosisima magia blanca.
En su afán por remediar lo realizado empujada por el coraje, visitó a una bruja de un mercado, y el caprichito se llevó la mitad de su quincena, y aunque le pesaba en la economía respiró al haber arreglado el “asuntito”, aunque no dejaba de pensar que le salió “más caro el caldo que las albóndigas”.