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Sin temor al cambio…

Miguel Rosales
5 Min de Lectura

PIDO LA PALABRA

La historia nos indica que la vida es un constante movimiento de hábitos, de conceptos, de metas, es un permanente devenir de cosas nuevas y, por lo tanto, algunas de ellas impredecibles; para las mentes positivas “el cambio” es un reto, es la oportunidad de probar que lo aprendido no ha sido tiempo perdido; “el cambio” sirve para encumbrar a los que tienen un carácter indomable, pero también para desnudar a los mediocres.

De estos últimos, agazapados en su sistemática monotonía, se sienten vulnerables en el momento que saben que ahora sí tienen que salir de su zona de confort, que ahora sí se verán forzados a trabajar, a estudiar, a ganarse los privilegios con esfuerzo y no con acciones solapadas por gente chambona y chambista.

El emprendedor no teme al cambio, incluso, lo favorece, pues está convencido que, como decía Heráclito, “nadie se baña dos veces en el mismo río”; el emprendedor es un visionario, es un apasionado del cambio, pues confía en su capacidad y su persistencia lo lleva a convertir aquello de poco valor en una idea ganadora.

El espíritu del ganador lo lleva siempre a terminar los proyectos que inicia, y siempre estará de acuerdo que aquello que lo detiene debe hacerlo a un lado, pues al final sabe que terminar es ganar, le ganó a la apatía, le ganó a su natural temor, pero ese temor lo convirtió en su fuerza.

A la historia solo pasarán los que lograron vencer sus miedos, los que saben que, aunque los perros ladren tienen que seguir avanzando; un ganador se caracteriza por vencer, se caracteriza por lograr.

La vida no es un juego de póker que debe dejarse a la suerte; la suerte y los mediocres van de la mano; cada uno debe ser el constructor de sus propias circunstancias, debemos forjarnos nuestra propia suerte y nunca permitir que algún espíritu negativo nos quite nuestra energía positiva y la transforme en displicencia y conformidad.

A los jóvenes, les pido que jamás tomen partido por la inamovilidad que nos concede la zona de comodidad propia de los mediocres, esa actitud es un atentado a la inteligencia humana, ¡no teman al cambio!, no se subestimen al grado de tener pavor al futuro, pero tampoco se sobreestimen al grado de descuidar los detalles propios de la vida.

Entendamos que nada es para siempre y que solo los ingratos despotrican de su mala suerte, tratando de culpar al resto del mundo de lo que ellos no fueron capaces de defender con capacidad y espíritu emprendedor.

Pero tampoco olvidemos que en la vida encontraremos manos extendidas y prestas a ayudarnos, y que nos protegerán de tanto inepto que pulula en la mediocridad de la violencia, tigres que pretenderán devorarnos haciendo gala de su fuerza, pues en ausencia de intelecto, su agresividad es lo único que pueden presumir; esa violencia acabará por extinguirlos; en cambio, la mano amiga vive para siempre.

Miremos de frente y veremos que adelante hay mucha gente a la que tenemos que ayudar a sobrevivir en nuestra selva de asfalto.

No pasemos inadvertidos en el transitorio camino hacia la muerte, pues hemos nacido para morir; dejemos huella, y en este cortísimo tiempo de luz de vida; tiende la mano a todo aquel que suplica ayuda, la amistad trasciende más que el odio; pero además, cuando llegue tu tiempo, te darás cuenta que el camino recorrido no estuvo equivocado; tal vez lleno de piedras que quitaste para los que te siguen, precipicios que uniste mediante puentes de amistad.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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