LA RULETA
Míafer Lugo Vega
Tengo 17 años, curso el quinto semestre de preparatoria, disfruto de una buena lectura, una conversación amena y escribir lo que siento o pienso, me gustan las películas de terror, pero más las novelas románticas.

Lo veo en todas partes, él está en todos lados, a cualquier lugar al que yo vaya, él me sigue, es casi imposible respirar.
Veo su figura, es alto y delgado, con unos ojos tan grandes como la luna y negros como la noche, y unos brazos largos, tan largos como una enredadera; parece que siempre quiere abrazarme, apretarme y nunca soltarme; enredarme y llevarme con él.Yo me alejo, no lo quiero, él me da miedo.
Él solía preguntarme todo acerca de mi vida, quiénes eran mis amigos, cuál era mi rutina… a qué hora me dormía. Yo intentaba cortar la conversación y alejarlo de mí, pero nunca lo lograba, él se pegaba a mí como si él fuera el chicle y yo el zapato que lo acaba de pisar. Se aferraba a mí.
Después ocurrió aquel accidente; se dice que él iba a 90 km/h en su motocicleta en dirección al parque de mi colonia, donde yo me encontraba acompañada de un chico con quien estaba empezando a salir. Al doblar la esquina fue tanta la velocidad a la que iba que perdió el control y chocó contra un poste de luz. Él perdió la vida casi de forma inmediata. Los vecinos que vieron tal escena corrieron para ayudarlo, cuentan que él quedó con los ojos abiertos, tan abiertos que en sus pupilas todavía se podían notar los celos que minutos antes sentía.
Pensé que todo acabaría, pero mi pesadilla apenas estaba comenzando; siempre lo veo detrás de mí, veo su sombra…tan grande y oscura, y siento su mirada fría penetrando mi alma.
No estoy a salvo, ni siquiera en mi casa, él está tan cerca. Es medianoche y estoy en mi habitación, puedo verlo en la esquina de mi recamara. Escuchó su respiración tan fuerte y rápida, está enojado, está celoso. Él sabe que lo estoy mirando y yo no puedo moverme…, no puedo moverme y él se está acercando… se está acercando… ¡Se está acercando!

