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domingo, noviembre 16, 2025

Panorama educativo: el perfil de México (IV)

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Agenda educativa

Un perfil puede entenderse como un conjunto de rasgos observables y no observables que permiten describir a un individuo. Esta idea, trasladada al ámbito de la educación, nos lleva a preguntar: ¿es posible hablar del perfil educativo de un país? Instancias como el SITEAL de la UNESCO han trabajado en esta dirección, elaborando perfiles educativos nacionales que permiten identificar políticas, tendencias, características de los sistemas educativos, compararlos con los de otros países y reconocer tanto los avances como los desafíos que enfrentan.

En el caso de México, este perfil parte de un conjunto de elementos centrales. El primero es el marco jurídico que da forma al sistema educativo. La Constitución, en particular el Artículo 3º, junto con la Ley General de Educación, establecen los principios fundamentales de obligatoriedad, laicidad, gratuidad y universalidad. Ambos documentos, además de diversas reformas y actualizaciones —la más reciente en 2019—, ofrecen la base legal para planificar y organizar la educación. En esta misma línea, los Planes Nacionales de Desarrollo y los Programas Sectoriales de Educación definen prioridades y orientan las acciones de política pública en cada administración federal.

A este entramado normativo se suma el compromiso internacional de México con el derecho a la educación. El país ha ratificado instrumentos vinculantes como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), y ha asumido compromisos no vinculantes como la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, firmada en 2015. 

Otro aspecto que forma parte del perfil educativo nacional es la política entendida como el conjunto de intervenciones dirigidas a atender el funcionamiento del sistema educativo nacional. SITEAL señala que estas acciones se concentran en dimensiones como el currículo, la gestión institucional, la formación y las condiciones de los docentes, la infraestructura y el equipamiento, así como en la transferencia de recursos financieros. Estos elementos buscan fortalecer la capacidad del sistema para responder a las demandas sociales y garantizar la continuidad de los servicios educativos.

Finalmente, el perfil se completa con la descripción de la estructura interna del sistema educativo mexicano, organizada por tipos, niveles, modalidades y opciones que en su conjunto atienden a más de 34 millones de estudiantes. Esta organización asegura que la educación llegue a niños, jóvenes y adultos en distintos momentos y trayectorias de vida.

En suma, el perfil educativo de México elaborado por el SITEAL se configura a partir de rasgos normativos, compromisos nacionales e internacionales, políticas públicas y una compleja organización del sistema educativo nacional a cargo primordialmente de la Secretaría de Educación Pública. Su utilidad radica en ofrecer un panorama, una visión de conjunto del sistema, en mostrar los esfuerzos de los distintos gobiernos y en señalar los retos que permanecen abiertos para consolidar el derecho a la educación en el país. Queda abierta la pregunta por el impacto o efectividad de la política educativa más reciente e identificar sus desafios. Esto sería una invitación a revisar en extenso el trabajo del SITEAL.

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