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jueves, noviembre 27, 2025

Movilidad y migración académica: una internacionalización con fisuras (parte III)

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La movilidad académica y la migración académica son dos caras del mismo fenómeno de la internacionalización de la educación superior, según podemos extraer de la lectura de Alcántara y Trejo (2022).

La movilidad académica se materializa en acciones centradas en estudiantes y profesores. Pero, ¿qué pasa cuando quienes obtuvieron, mediante la movilidad académica, altas calificaciones, no logran desarrollar una carrera académica en su país de origen? Este es el caso de los jóvenes —en su mayoría— que tienen competencias altamente especializadas y la intención de desarrollar una carrera académica y científica, pero no logran insertarse en los centros o institutos de investigación de su país.

Entonces, la otra cara del fenómeno que aparece es la migración académica altamente especializada. El libro expone casos interesantes. Un primer caso muestra el desempleo de jóvenes historiadores que migraron de España en un contexto de crisis económica (2008 a 2014) y llegaron a México a realizar una estancia a través del programa de becas posdoctorales de la UNAM, para luego convertirla en su proyecto de vida al lograr su permanencia y desarrollar una carrera académica en instituciones de educación superior del país anfitrión.

El otro caso refiere a adolescentes en movilidad forzada. Se trata, de manera más específica, de adolescentes oaxaqueños que migraron por el trabajo de sus padres o bien nacieron en los Estados Unidos, pero fueron obligados a regresar a México, ya sea como su país o como el país de sus padres, y se enfrentan a un sistema educativo que no los reconoce.

Mediante un estudio cualitativo etnográfico en dos instituciones de educación media superior, la obra retrata los principales obstáculos para el tránsito hacia la educación superior: la burocracia, la rigidez normativa, la falta de reconocimiento documental y las barreras lingüísticas.

¿Cuál es el problema? Básicamente, los adolescentes retornados enfrentan un sistema educativo que no está preparado para atender sus necesidades, y esto se extiende hasta las universidades. Así, aunque los jóvenes son ciudadanos mexicanos, no pueden tramitar la CURP ni su acta de nacimiento mexicana, ni revalidar estudios debido a la falta de documentación apostillada.

El estudio cita los vaivenes en el ingreso a una universidad pública (la UABJO). Lo que se descubre es que esta institución no está preparada para la incorporación de este tipo de aspirantes. Básicamente, la universidad referida no está preparada para atender sus necesidades. En la obra se menciona la barrera lingüística: el español académico se convierte en un obstáculo para quienes fueron escolarizados en Estados Unidos.

Las lecciones que podemos extraer. La movilidad académica es una panacea, especialmente para los jóvenes que piensan en una carrera académica, pero al final del camino se enfrentan al desempleo o al subempleo. En este marco, las estancias posdoctorales sirven para tener mayores oportunidades en un mundo académico competitivo y cerrado, pero también se han vuelto una estrategia desgastada para contener el desempleo en jóvenes con altas credenciales académicas.

En el caso de la migración académica —especializada o no— quizá un rasgo común sea su carácter forzado. Nadie quiere irse, pero se ven obligados. La lección que queda para las universidades y gobiernos es observar estos efectos que forman parte de la internacionalización y atenderlos con estrategias que no solo impliquen recursos económicos, sino también comprensión del problema y voluntad institucional.

cesar_garcia.org

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