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jueves, julio 31, 2025

Moda

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Memento

“Y es la verdad porque somos así, nos gusta ir a la moda, que nos gusta presumir ¿Que más nos da que digas tú de mí?”

Antes muerta que sencilla – Los Horóscopos de Durango

Moda proviene del latín modus, que significa manera, medida, modo, regla o estilo. A partir de modus, se desarrolló el término, en el sentido de forma de hacer algo, especialmente referido a los hábitos o costumbres de una época. La tendencia predominante en un momento determinado, especialmente en el vestir, pero también en el arte, el diseño, la música, etc. 

En matemáticas, la palabra moda es el valor que aparece con mayor frecuencia en un conjunto de datos. En otras palabras, así como en lo social la moda indica una tendencia dominante, en estadística la moda es el valor más repetido, es decir, el que predomina en un conjunto.

“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos” (Gn 3:7). Adán y Eva cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Eran felices encuerados y de pronto ya estaban desnudos, y solo había tres entidades en el Edén: Ella, Él y Diosito.

A veces catalogamos de bellos los vestidos franceses del barroco, cuando se vestían así para disimular los olores, los cuerpos no bañados, las infecciones, el hedor de una época sin drenaje ni desodorante. Las capas de tela en verdad eran camuflaje para que no se notara la podredumbre.

La moda moderna quizá hace lo mismo. Nos vestimos para tapar el hedor emocional que cargamos. Hay quien se maquilla la cara para no mostrar el llanto de anoche. Hay ropa que no es estilo, es estrategia para atraer la atención al cómo lucir y no al cómo trabajar.

En ocasiones nos endeudamos con las tiendas –peor aún hoy la facilidad que nos da TEMU- con tal de que no se noten los vacíos, los abandonos, la tristeza que no pudimos digerir. Pensamos que tener más ropa en el closet es sinónimo de tener más capas cómo las cebollas -como Burro le dijo a Shrek-.

Hace tiempo platicaba con alguien acerca de cómo nos vestimos para los demás, además de usar las máscaras que cada quien usamos dependiendo del contexto y del entorno en que nos encontremos en ese momento. Porque hasta la tela que utilizamos nos fue “diseñada” por alguien más.

¿Quién dicta la moda? Aunque en apariencia la moda “emerge” de la creatividad o de la gente “innovadora”, en la práctica la dictan grupos con poder económico y simbólico: diseñadores, marcas de lujo, industrias del fast fashion, revistas, influencers y algoritmos de redes sociales.

Todo eso forma parte de un sistema que decide qué es lo deseable y lo que ya no. En vez de elegir, consumimos elecciones ya hechas, muchas veces sin cuestionarlas.

Y en muchas ocasiones actuamos como rebaños, no porque la gente sea ingenua o tonta, sino porque hay una presión colectiva: nadie quiere sentirse fuera, anticuado, ridículo o invisible.

La moda ofrece una ilusión de individualidad: creemos que “elegimos” cómo vestirnos, pero en realidad elegimos entre lo que nos ofrecen, no desde un lugar totalmente libre. Es una forma de control social disfrazado de autoexpresión. Y muchas veces terminamos siguiendo una estética que no representa lo que somos, sino lo que “deberíamos ser”.

La conseja de hoy:

Vistan de la manera que gusten, sin agredir a los demás, y sobre todo sin endeudarse. Se los dice alguien que viste de manera similar desde hace más de 30 años, camisa o playera, jeans o cargo arrugados, y zapatos cómodos. Alguien que sabe usar un buen traje –aunque recientemente ya no me queden- pero prefiere vestir tan solo un overol sin nada debajo. Como diría mi Awe: “La mona, aunque se vista de seda, mona se queda.”

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