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Hidalgo
domingo, diciembre 22, 2024

¡Milagro! 

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PEDAZOS DE VIDA

Fue una mañana de diciembre, justo el día doce, cuando doña Vero al salir al patio y aventar el agua, observó la imagen inmaculada de la Virgen de Guadalupe como una mancha en el concreto, pronto la noticia se hizo saber entre los vecinos de la cuadra, y la pareidolia se quedó atrás con el convencimiento social de que en efecto, la mancha que se encontraba en el piso era la de la Morenita del Tepeyac. 

Primero pusieron unas veladoras, doña Vero no cabía de la emoción, no comprendía el porqué la virgen había elegido el patio de su casa para hacer tan peculiar aparición. Trajeron al padre, que se negó en un inició a reconocer que la mancha ubicada en el patio de la anciana fuera la virgen de Guadalupe; sin embargo, ante la presión de los vecinos accedió a dar su bendición en tanto buscaba alguna solución a la situación. 

Pronto al calor de los cirios, se sumaron flores, listones, peticiones y otras cosas que se alejaban mucho del tradicional catolicismo y daban un aire ritual a la situación, al momento sagrado que las personas tenían en el patio de doña Vero. 

No pasó ni un mes cuando la dueña de la casa cayó en sorpresa al Rufino que con pico y pala buscaba arrancar del patio la imagen divina, aprovechaba que abajo del concreto había tierra e intentó romper el piso enloquecido por la codicia de tener la imagen para él solo. Tras los gritos de la mujer acudieron vecinos, quienes al conocer la situación le dieron alcance al Rufino y casi lo linchan al momento, de no haber sido por la policía que iba de paso, seguramente no la hubiera contado. 

A partir de ese momento, las cosas comenzaron a descomponerse, el patio quedó cercado, las personas que acudían tenían que pedir permiso para encender una veladora o dejar flores, y la viejita amable y noble desapareció ante el surgimiento de la envidiosa y la que negaba que algunos de sus vecinos se acercaran, siquiera a su propiedad.

Después vino el negocio, y por cada acercamiento cobraba la entrada, y no debaja entrara a la gente con flores o veladoras de afuera, las tenían que comprar en el patio en la tienda que había destinado para eso, de igual forma la comida no pudo faltar e incluso la ingesta de bebidas alcohólicas, en cuestión de semanas el patio se volvió popular y una atracción para los foráneos. 

Un día el temor se cumplió, alguien arrancó la imagen de la virgen del patio de doña Vero, y cuando la dueña se enteró murió de la impresión, los vecinos corrieron en busca del Rufino, sin embargo, ya no estaba, se había ido unos días antes al pueblo aledaño a cuidar a su papá que estaba enfermo. 

Las dudas sacudieron a la comunidad y nadie se salvó de ser sospechoso. Los chismes circulaban de un lado a otro, todos comenzaron a verse con desconfianza, y de la imagen jamás se volvió a saber nada. 

Allá en otro pueblo lejano, el mismísimo enviado de Satanás, colocaba una mancha con una imagen sagrada, la cargaba de fanatismo y con ello comenzaba a sembrar almas que, regadas con la envidia, la avaricia, la soberbia, y los pecados capitales, en poco tiempo estarían listas para ser cosechadas. No cabe duda que si Dios tiene sus caminos, el Diablo también tiene los suyos. 

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