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México, un país envejecido

Patricia González López
5 Min de Lectura

IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO

Tal y como lo establece la Gaceta Informativa de la Universidad Autónoma de México, en su artículo “México, oficialmente un país envejecido” en 2023 por María Guadalupe Lugo García, en México residen 17 millones 958 mil 707 personas adultas mayores que representan el 14 por ciento del total de la población del país, cuyos cuidados los reciben del 55 por ciento de la niñez mexicana. 

Más de la mitad de ese grupo poblacional lo representa con el 56 por ciento, la edad de 60 a 69 años. Conforme avanza la edad, el porcentaje disminuye: 30 por ciento corresponde al rango de 70 a 79, y 14 por ciento a aquellas de 80 años y más.

Al respecto, la académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Guadalupe Cañongo León, considera que esas cifras nos colocan oficialmente como un país envejecido. Asimismo, la también profesora del Centro de Investigación y Estudios de Trabajo Social en Gerontología (CIETSG) de la ENTS puntualiza que como sociedad hemos invisibilizado, subestimado y discriminado a las personas mayores.

Aseverando que nuestra deuda social con esta población, es trabajar en colectivo para hacerles visibles, no relegarles ni ridiculizarles; por el contrario, hay que reconocer que son sujetos de derecho a salud, educación, a vivir libres de violencia, a disfrutar de espacios recreativos, aseverando que el 10 de enero de 2023 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la firma y ratificación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores por parte de México. 

“Ahora sus derechos son ratificados no sólo por nuestra Constitución, sino también por dicho instrumento de carácter internacional, que implica que los gobiernos, a través de sus instituciones, estén obligados a realizar acciones en beneficio de este grupo poblacional”.

Según la experta, la sociedad en general debe entender que el envejecimiento implica un trayecto de vida saludable y que desde jóvenes tenemos que ponerlo en práctica para incrementar nuestras posibilidades de experimentar una vejez en las mejores condiciones físicas y mentales. Incluso, desde la academia se requiere insistir en trabajar el tema con el alumnado, con las infancias, con las juventudes, para prevenir y mejorar estilos y calidad de vida.

Pero hoy las generaciones se enfrentan a un contexto en el que se sobrestima la juventud y se resiste a la idea de envejecer; no obstante, que con toda seguridad el proceso de envejecimiento es inevitable.

Hay gran desinformación que fomenta estigmas sobre la vejez, por ejemplo, pareciera que la gente al cumplir 60 años adquiere una etiqueta de asexual, la cual les limita a tener deseos o emociones asociadas al erotismo, aunque esto se sabe que no es real. En general, se debe dejar de fragmentar a la sociedad por grupos y fomentar acciones de solidaridad intergeneracional.

Por tanto, se sugiere reconstruir la imagen social de la vejez, volviendo la mirada a las personas mayores, pero también hacia uno mismo para imaginarse en esa etapa y trabajar en el tema.

Finalmente, precisa que es incorrecto llamar “abuelos” a quienes conforman este grupo etario, y por tanto es equivocado referirse al Día Nacional de las Personas Adultas Mayores como “Día del Abuelo”, ya que se trata de una generalización sin perspectiva de género que conlleva sólo a “celebrar” a quienes tienen nietas y nietos, además de que sólo hace referencia al género masculino.

“Bajo esa lógica equivocada, terminamos celebrando a mujeres y hombres de 40 años o menos que ya tienen nietos o nietas, lo que desorienta y quita el foco real del análisis y de la reflexión en torno a la deuda que como sociedad tenemos con la población de mayor edad”.

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