AGENDA EDUCATIVA
La obra de Hastings Rashdall (1895), Las Universidades de Europa en la Edad Media (cuatro volúmenes), es una de las referencias clásicas en el estudio de las universidades. Otro referente básico para nuestra región son los estudios de Carlos Tünnermann. Con ambos autores podemos afirmar que la universidad ha pasado por tres grandes momentos en su evolución histórica: la universidad medieval, que se desarrolla desde su origen en el siglo XI hasta el siglo XVII; la universidad moderna, configurada entre los siglos XVIII y XIX; y la universidad contemporánea, propia del siglo XX y de las transformaciones de la globalización.
Del primer momento, el de la universidad medieval, heredamos la organización del conocimiento en facultades —Derecho y Teología fueron las más antiguas—, los grados y títulos académicos (licencia o facultad docente), así como diversas prácticas ceremoniales, como el uso de la toga y el birrete, que aún perduran en las ceremonias de graduación. Asimismo, se consolidaron las formas pedagógicas características del pensamiento escolástico: la lectio (lectura del texto), la disputatio o ratio (discusión racional) y la cátedra, palabra que designa tanto el lugar físico desde el cual se enseña como la autoridad educativa que la ocupa —el catedrático—.
Las universidades medievales y escolásticas se extendieron por toda Europa. En Italia, además de la primera Universidad de Bolonia (1088), surgieron las de Padua (1222) y Nápoles (1224); en Inglaterra, Oxford (1167) y Cambridge (1209); en Francia, la Universidad de París (1150) y la Sorbona (1275); en Alemania, Heidelberg (1385) y Leipzig (1409); y en España, Salamanca (1220), Palencia (1208) y Alcalá de Henares (1508). Su influencia se prolongó hasta finales del siglo XVII, cuando perdieron fuerza y el monopolio del saber, dando paso al segundo gran momento en la historia universitaria.
El segundo momento de la universidad puede entenderse con la modernidad; es decir, en una época influida por movimientos culturales y religiosos como la Reforma protestante, el nacimiento de la ciencia moderna, la Revolución Francesa, la influencia filosófica alemana y la consolidación de los Estados nacionales. La Reforma protestante y sus reacciones impactaron en las universidades. Señala Tünnermann que “la Reforma Protestante también contribuyó a esa expansión al crear universidades que le sirvieran de reducto intelectual. Así, la Universidad de Ginebra fue creada por el propio Calvino (1559). Otras universidades de la Reforma fueron Marburgo (1527), Königsberg (1524) y Jena (1588). La Contrarreforma tuvo sus hogares principalmente en las antiguas universidades españolas (Salamanca, Valencia, Barcelona) y engendró otras nuevas: Oviedo (1604) y, sobre todo, Alcalá de Henares, fundada por el cardenal Cisneros; Dilinga y Wurzburgo en Baviera; Salzburgo (1582) en Austria; Lovaina, en los Países Bajos, cuna de la ilustración alemana, y, según Paulsen, ‘la primera universidad verdaderamente moderna’” (Tünnermann, 2003, p. 29).
La forma en que concluye Tünnermann es sorprendente y reveladora: “En conjunto, en la Europa del 1500 funcionaban 79 universidades” (p. 29). En la próxima entrega revisaremos dos arquetipos o modelos de la universidad moderna: el modelo napoleónico y el modelo humboldtiano.