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jueves, noviembre 6, 2025

Etimología

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Memento

“Una palabra no dice nada, y al mismo tiempo lo esconde todo, igual que 
el viento que esconde el agua, cómo las flores que esconde el lodo”
Una palabra – Carlos Varela 

La etimología de la palabra etimología es irónica, porque se define a sí misma. Étimo, del griego étymon, significa verdadero o sentido original de una palabra. Y la clásica -logía, que significa estudio, tratado o ciencia. Este sufijo viene de lógos, que significa palabra, discurso, razón. Por lo tanto, la palabra compuesta significa literalmente: el estudio del sentido verdadero (de las palabras). La etimología es la disciplina filológica que estudia el origen verdadero de las palabras, su forma primitiva, su significado y cómo han cambiado a lo largo del tiempo mediante sonidos y usos.

No recuerdo cuándo ni cómo comenzó mi gusto por conocer cómo se formaban las palabras, pero sí recuerdo cómo me maravillé cuando supe que los anteojos deben su nombre a los que se usan antes de los ojos. Efectivamente parece un poco bobo, pero de ahí comenzó un gusto por saber más.

Existe una versión popular acerca de la etimología del pantalón, que dice que proviene de panza y talones, porque va de una parte a la otra del cuerpo. Pero es una etimología inventada, un juego de palabras que funciona bien en español porque suena lógico. Se cuenta como anécdota o folk etymology (etimología popular), pero no es la verdadera raíz. La palabra pantalón viene del italiano pantalone, que a su vez viene de un personaje llamado Pantalone, un viejo mercader veneciano que se vestía con calzas largas y ajustadas. De ahí pasó al francés (pantalon) y luego al español, como pantalón.

En náhuatl me gusta aún más. Saber que Tepeapulco significa “junto al cerrote” —o gran cerro, para ser correcto—, que Singuilucan parece significar o “lugar de lodo” o “donde se tirita de frío”, le da sentido al nombre de las poblaciones. La palabra México, de origen náhuatl, tiene dos principales interpretaciones etimológicas: “El ombligo de la luna” (de metztli = luna, xictli = ombligo, -co = lugar) o “en el lugar de Mexi” (de Mexitli = nombre del dios Huitzilopochtli, y -co = lugar). Y es que recordemos que muchas de las lenguas prehispánicas fueron olvidadas después de la conquista.

La etimología es como un viaje al pasado de cada palabra. Es importante porque no solo nos dice de dónde vienen, sino que también revela cómo pensábamos, sentíamos y organizábamos el mundo a través del tiempo. Por ejemplo, cuando sabemos que salario viene de sal (porque se pagaba con sal en Roma), entendemos cómo algo tan cotidiano se volvió una moneda. La etimología nos conecta con los modos de vida, creencias y valores de sociedades anteriores.

Las palabras cambian de sentido con el tiempo. Saber su origen nos ayuda a detectar malentendidos o usos manipulados. Hoy usamos persona como sinónimo de ser humano, alguien con dignidad y derechos. Pero en latín, persona significaba originalmente “máscara” de teatro, “lo que suena a través de la máscara”. Es decir, la persona no era la esencia del individuo, sino el papel o rol que representaba frente a otros.

La etimología permite ver de dónde venimos. Muchos topónimos, nombres y apellidos guardan memoria indígena, árabe, latina o griega. Descubrir qué significa el nombre de tu pueblo o tu apellido es como leer un pedazo de historia en la punta de la lengua.

La conseja de hoy:

Es importante saber de dónde vienen y cómo usamos las palabras, para saber hacia dónde vamos y cuál es la intencionalidad de las mismas. Y como diría mi compadre: “Cuates mis aguacates”

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