El Mexe, una historia interminable
El hecho de que, una vez más, jóvenes estudiantes de la Normal de El Mexe sean utilizados por líderes rancios y obsesionados con el poder, preocupa en muchos sentidos, pero evidencia que las demandas que hoy enarbolan, o les hacen enarbolar, para que delimiten tierras de cultivo que el viejo Comité Estudiantil explotó a su antojo para beneficios muy particulares, la segunda etapa del internado y comedor al 100%, parecen ser justas, pero no en manos de quienes han manipulado históricamente el movimiento.
Así las cosas, y tal con nuevos titiriteros, aunque de ninguna manera desterrada la influencia del exalcalde de San Salvador, Armando Azpeitia, quien dejó un desastre financiero a su salida de la presidencia municipal, insiste en apoderarse de la Normal y reclama instalaciones que hoy ocupa una Universidad Politécnica.
Porque los jóvenes aleccionados para dirigir mensajes combativos, en tardes combativas, al pueblo combativo, son el eslabón más frágil, pero que no dudan en exponer los que añoran ser, de nuevo, dueños de recursos, tierras de cultivo y total impunidad para robar autobuses, asaltar comercios y bloquear carreteras sin que nadie, absolutamente nadie, les diga nada.
Y deben saberlo: nunca fue intención real del hoy expresidente López Obrador reabrir la Normal y entregar sus instalaciones y presupuestos a un Comité Estudiantil formado por vividores y ambiciosos supuestos luchadores de izquierda, porque hoy podrá ser calificado de todo, pero el exjefe de la nación nunca fue inocente en el asunto político.
En tanto, a padecer las consecuencias de esta supuesta nueva “reactivación” del movimiento normalista, y padrinos sobran, porque un Azpeitia que debiera ser investigado por la Contraloría carece del peso específico para hacerlo, ante lo que ya surgieron nuevos liderazgos que a toda costa buscarán usar el radicalismo ideológico de El Mexe para sus muy personales fines.