Memento
“Sé que no quieres ni escucharme, Sé que ya
todo terminó Y yo no quiero hablarte…”
Un par de palabras – Hombres G
Ecolalia viene de las raíces griegas lalia y eco, esta última significa “sonido reflejado”, proviene de la ninfa Eco, quien fue castigada a repetir las últimas palabras que escuchaba. Lalia significa habla, se utiliza en algunos términos médicos como alalia (ausencia del habla) y glosolalia (hablar en lenguas). Ecolalia es un fenómeno del lenguaje en el que una persona repite involuntariamente palabras o frases que acaba de escuchar, ya sea de forma inmediata o diferida.
En un sentido metafórico, podríamos usar “ecolalia social” para nombrar la repetición de frases populares dentro de una comunidad, ya sea por modas o contagio. Podríamos decir que algunos grupos o sociedades enteras pueden manifestar algo similar a una ecolalia colectiva.
Hace algunos años, el neuropediatra le preguntó a mi hijo:
—¿Qué comprendes en la frase “el que con lobos anda, a aullar aprende”?
Mi hijo contestó:
—Que, si andas con una manada de lobos, vas a aullar como ellos para poder comunicarte.
Resultó bastante gracioso, porque yo no contesté lo mismo, por una razón, ya conocía el contexto. Sin embargo, hay muchas —muchísimas— cosas que comprendo de manera literal.
Cuando alguien interpreta el lenguaje de forma literal, suele tomar lo que se dice al pie de la letra. Puede tener dificultades con el sarcasmo, las metáforas, los dobles sentidos. Las frases ambiguas generan incomodidad o confusión, por lo que se busca un significado claro y estructurado. Pero también tiene un lado chido: atención al detalle en el lenguaje. Uso de palabras. Detectar contradicciones o ambigüedades. Un estilo propio al escribir o hablar, muchas veces creativo o poético desde otro ángulo: el lógico.
Algunas personas tenemos una relación muy seria con las palabras, si a las 14:40 me dices “llego en 5 minutos”, te esperaré a las 14:45. Entender las cosas de forma literal no es necedad, es estructura, es buscarle sentido al mundo; algunos eufemismos, para mí son como acertijos mal planteados: si me los explicas, los entiendo; pero en el inter, me desespero. No es que falte sentido del humor, lo que falta es contexto.
También hay ventajas, cuando uno vive en modo “Lego Palabras”, podemos ver las contradicciones, los errores lógicos, los dobles sentidos mal usados. Y eso, en este mundo, es una herramienta valiosa.
Hay algo misterioso en cómo hablamos. Frases que nadie usaba hace seis meses se esparcen como plaga en boca de todos. “¿Quién te hizo tanto daño?”, “date cuenta”, “¿sí me entiendes?”, “este, ¿cómo se llama?”, “que me dice, y que le digo”, y más recientemente: “dirías tú”. Lo cierto es que algo pasa: ya no hablamos, “ecoamos”. Podríamos llamarle ecolalia social a la costumbre de repetir sin pensar. La cosa es así: repetir es cómodo. El cerebro gasta menos energía usando una frase reciclada. ¡No digas mamadas, Meriyein!
No se trata de pereza mental, repetimos porque nos da identidad, porque queremos pertenecer. Quizá tememos que, si hablamos con nuestras propias palabras, alguien note que no encajamos del todo. Repetir es una forma de camuflaje: se dice lo que se espera, aunque no se entienda lo que se dice. ¡Oilo!
Lo curioso es que, al repetir tanto lo ajeno, empezamos a perder lo propio. El lenguaje se convierte en un loop donde ya no hay voz, solo eco. No que esté mal usar frases populares, el problema es cuando lo hacemos en automático.
El problema es la ausencia de presencia en lo que decimos. No nos escuchamos, las muletillas que utilizamos —como “este”, “eh” y muchísimas más— han evolucionado a frases completas para llenar algunos silencios que parecieran incómodos, cuando deberían ser todo lo contrario. No reflexionamos al hablar y usamos frases para saltar rápidamente de idea a idea.
La conseja de hoy:
Intentemos escucharnos un poco más al hablar, para detectar esa ecolalia que habla por nosotros. Procuremos escucharnos menos cuando nos hablan, para comprender lo que nos están diciendo. Y como diría la Chimoltrufia: “Como digo una cosa, digo otra”.