RETRATOS HABLADOS
El proceso que llevan los comicios que se realizarán el próximo 2 de junio, ha mantenido un nivel digamos, bueno, que permite llegar a un desenlace positivo para todos los hidalguenses. Como nunca, estamos urgidos de procesos que permitan generar y despertar la confianza de los electores. Creer en la todavía incipiente democracia hace falta, es vital, porque lo contrario solo se traduciría en una incredulidad que ya no tendría remedio.
Por eso lo que está en juego no es solamente el poder, sino la certeza de que el camino andado en asunto de elecciones no se ha perdido, y por el contrario, nos puede llevar a un destino que desde siempre hemos anhelado.
No debemos claudicar en la búsqueda de los elementos que garanticen que lo ganado se pierda en la nada, en una vieja historia que conocimos en las peores épocas del Revolucionario Institucional, que sin embargo supo y quiso impulsar el respeto al voto, tal vez en aras de lograr el perdón a una historia que ahí quedó.
Todo lo que se diga del proceso electoral que ya vivimos, debe ante todo reconocer que se ha caminado hacia un momento histórico que ya vivimos, cuando se logró, primero la alternancia con Acción Nacional, y hoy con Morena. De ser ciertos todos los negativos que se cuelgan al Sistema Electoral, nada, absolutamente nada, hubiera cambiado.
Y ha cambiado, para bien o para mal, pero ha cambiado.
Por eso, el primer cuidado que debemos observar es que debemos cumplir con un deber fundamental: votar. Porque votar significará que sabemos lo que tenemos, lo que toda la sociedad ha logrado.
Y no, no es tanto el cambio, sino el camino al cambio, el trayecto que hoy nos asegura el respeto al voto, la certeza de que nadie, nunca más, podrá dinamitar lo que tanto trabajo y vidas ha costado.
Tengamos eso en mente.
Pensemos que haber llegado hasta donde hemos llegado, ha sido gracias al sacrificio de muchas generaciones.
Y no, no hemos llegado a ninguna meta, porque la democracia implica cambio, incluso para los que ya se piensan dueños del mismo, y por lo tanto lo ven como algo innecesario.
El cambio siempre será fundamental. Sin él nada habrá valido la pena.
Por todo lo anterior, le pido que estemos atentos a que nadie tenga la osadía, la ocurrencia de querer dinamitar lo que a todos nos ha costado.
Hoy, como nunca, puedo asegurarle que es más importante el camino, que el destino. El camino, si se logra cimentar, estará para siempre. El destino no, porque destino no es inamovilidad, y en su propio seno lleva el proceso de su cambio, siempre constante.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
X: @JavierEPeralta