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Crece Pachuca, ya es hora

Mtro. Martín Peralta Hermosillo
4 Min de Lectura

PUNTO DE VISTA

Cada que se acerca una elección municipal, crece esa expectación de que, ahora sí, por lo menos la imagen urbana mejorará. 

Pachuca lo merece, pero nadie lo ha logrado; es evidente que no es falta de conocimiento o de ideas de las diferentes asambleas, pero siempre se atraviesa algo que detiene el impulso: si llega el PAN, la administración estatal es priísta; si es el PRI, la administración estatal es morenista. 

Es ahí cuando, bajo los intereses de unos cuantos y siempre pensando en ellos, se frena el desarrollo, pues simplemente bloquean presupuestos al municipio, para evidenciar aún más que la ciudad está en ruinas, y con el mensaje al electorado de qué pasa si no se emparejan los colores partidistas. 

El mensaje hoy es claro, si no se vota por el joven arropado por el manto gubernamental, Pachuca seguirá en ruinas. 

Muchas capitales del país han rejuvenecido, las han arreglado, las modernizan, las hacen alegres, luminosas, cuidadas; nosotros, con mucho pesar, hemos quedado muy lejos de esa vistosidad. Tenemos una ciudad casi en vela, con poca iluminación, con un pavimento indigno. El movimiento en el centro es solo para los que aquí vivimos, lo que deriva en poca ocupación hotelera, turística, restaurantera. Es decir, estamos muy rezagados.

Los políticos nos han dejado solos. Hablo principalmente de mandatarios a nivel estatal, que con curiosidad primero, luego con indignación vimos cómo crecieron, ellos, económicamente; cómo, milagrosamente, son dueños de edificios, restaurantes, plazas comerciales. Vemos cómo sus familiares ya no salen si no es con escoltas. 

Sabemos pues, y ante un relevo sexenal, que habrá nuevos ricos en la colonia, eso se nota, se escucha, se sabe; pero en cambio la ciudad no se enriquece, por el contrario viene a menos. La calculadora no da para tantas cosas, el sueldo más alto gubernamental es de tan solo 78 mil pesos mensuales. En fin, allá ellos. 

Hay que sumarle los pocos espacios públicos para practicar deporte. Nulos lugares para caminar, para correr, para jugar voleibol, tenis, ping pong; y los que hay están prácticamente abandonados, como la Unidad Deportiva Municipal. 

El deporte no es sentarse a ver los partidos de los Tuzos ni ir al estadio.

Como paréntesis, mucho entusiasmo generó ese Senador que peleaba que los pagos de los servicios del equipo Pachuca no se hiciera con balones y boletos de cortesía; parecía buen augurio, no el de obstaculizar al equipo, pero sí el de generar nuevos y dignos espacios deportivos para todos. Algo le pasó en el trayecto…

No queremos nuevos ricos, queremos nuevas rutas que iluminen la capital, queremos resplandor, queremos un lugar limpio, digno, alegre. 

Hoy, estimado lector, poco importa si ese cambio es a través y por conducto de una joven imposición.

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