RETRATOS HABLADOS
La globalización de la economía, y en general de todos los aspectos productivos, impacta, necesariamente, a todas las naciones, cuando el más poderoso registra complicaciones. La frase de que cuando a Estados Unidos de Norteamérica le da un catarro, a México una pulmonía, es acertada en todo el sentido de la palabra. Nos guste o no, hay una cercanía territorial tan fuerte, que en toda la historia nacional ese fenómeno se ha presentado.
Porque el autodenominado, “gran custodio de la libertad y la democracia”, siempre ha aplicado “correctivos” a quienes tienen el atrevimiento de cuestionar sus modales, y los efectos siempre han sido terribles.
Vivimos con la constante de que somos “Vecinos Distantes”, como se titula el libro de Alan Riding, quien fuera corresponsal de la agencia Reuters para Sudamérica, quien destaca que, en su larga carrera periodística, nunca había sido testigo del tan poco entendimiento entre dos vecinos como México y los Estados Unidos.
Nos guste o no, además de la pulmonía económica que nos provoca una gripe gringa, es un hecho constante que este “policía de las libertades y la democracia”, (lo que sea que ellos entiendan por eso), los impulsa constantemente a generar la salida y llegada de nuevos gobiernos a suelos mexicanos, siempre bajo la constancia de que los “tolerarán”, si son populistas, siempre y cuando sus desplantes retadores, se queden en eso: en mero desplante, pero se traduzcan en actitudes siempre “cordiales y respetuosas” en las negociaciones que tengan que ver con sus intereses.
Siempre, así parece, estaremos a disposición de sus achaques y ocurrencias, aunque en el plano local se observen a mandatarios bravucones, dispuestos casi a las trompadas.
De tal modo que un cambio real, cierto, tendrá como primera escala la supervisión y el visto bueno de las autoridades estadounidenses, que a veces puede ser el presidente en turno, pero siempre de los gigantescos capitales, que defenderán ante todo eso: las ganancias de tipo monetario que puedan tener, y más con un vecino al que toleran, apapachan incluso, pero que acostumbran ordenarlo lo que deba hacer.
Nunca habrá un entendimiento real, sí en cambio un cambio constante de señales, en el que acepten discursos incendiarios, incluso en su contra, en el escenario público, pero siempre de los siempres, sumiso en la intimidad.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
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