El paludismo (o malaria) es una enfermedad potencialmente letal, causada por parásitos del género Plasmodium spp. Se transmite a los humanos por mosquitos hembra del género Anopheles spp, y es frecuente en países tropicales.
Este padecimiento, que actualmente es prevenible y curable, cursa con un amplio espectro clínico. Los primeros síntomas suelen ser leves, similares a los de muchas enfermedades febriles (sudoración profusa, escalofríos, dolor de cabeza) y, por eso mismo, difíciles de reconocer como indicativos de paludismo.
También pueden presentarse signos potencialmente letales, como fatiga, confusión, convulsiones, piel y ojos amarillentos, así como dificultad para respirar. En estos casos, las personas deben recibir cuidados de emergencia a la brevedad.
Por tal motivo, es muy importante que turistas, trabajadores con alta movilidad o migrantes procedentes de áreas con transmisión de paludismo que presenten síntomas (fiebre, dolor de cabeza, sudoración y escalofríos) en los 30 días posteriores a su arribo al estado acudan a la unidad de salud más cercana e indiquen su antecedente de viaje.
De la misma manera, las personas que requieran viajar a zonas en las que el paludismo es endémico deben protegerse mediante el uso de mosquiteros y repelente de mosquitos, principalmente al anochecer.