AGENDA EDUCATIVA
Un día como hoy, pero del mes de noviembre, Carlos Ornelas en el Excélsior escribió una nota periodística de despedida dedicada a la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu). El título “Adiós Mejoredu” no es de extrañamiento, ni de lágrimas en los ojos, sino de una verdad sabida sobre algo que no era lo mejor, pero que será peor no tener nada.
El contexto para entender el adiós a Mejoredu va así en retrospectiva. El 20 de diciembre de 2024 se publica en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la desaparición de siete organismos autónomos, entre ellos Mejoredu (Nota No 1268, Cámara de Diputados). La propuesta de desaparición de la Comisión la había realizado AMLO el 5 de febrero del 2024 y la presidenta Claudia Sheinbaum y la entrante LXVI Legislatura se comprometieron a sacarla adelante en los meses siguientes.
Las razones para la desaparición de los organismos autónomos, según lo expuse en otro momento, fueron la necesidad de una simplificación orgánica (derivada de una duplicidad de funciones) y la eliminación de una burocracia dorada (Plaza Juárez, 22 de febrero, 2024). El entonces presidente lo había comentado en sus mañaneras, al señalar lo costoso e inútil de la existencia de varios organismos autónomos. La desaparición de los organismos, también se sustentó en un sistema de creencias del titular del ejecutivo. Al final, se construyó una narrativa de organismos autónomos, inútiles y costosos.
Algunos especialistas, expresaron que la autonomía de Mejoredu fue una razón para desaparecerlo, pero esa autonomía era técnica, con poco al margen de acción e independencia. Si bien es cierto que Mejoredu presentó problemas similares al extinto INEE, en cuanto a problemas de pugnas internas, planificación y difusión de resultados, lo cierto es que lo que definió la extinción de Mejoredu fue su origen (cuasi-neoliberal) y su costo.
En 2019, Mejoredu operó con un presupuesto de 699.3 millones de pesos. Mientras de 2020 a junio de 2024, el total del presupuesto con el que contó la Comisión fue 3 mil 134.9 millones de pesos (Mejoredu, 2024). ¿Se justifica el presupuesto de Mejoredu con las funciones y resultados que tuvo a lo largo de sus años de existencia? Su página web oficial, que probablemente se convertirá en repositorio, concentra documentos de trabajo, normativos, folletos, informe de resultados, libros, memorias y programas de formación continua, que serán insumos clave y parte de la evaluación de la comisión.
Información más detallada, como parte de la rendición de cuentas, el lector interesado la puede encontrar en el Informe de Gestión Gubernamental 2018-2024 (Mejoredu, 2024), cuyo contenido es breve (74 páginas), con una estructura y prosa lineal que da poco margen comparativo para entender las acciones de la Comisión año con año. Ojalá tengamos un informe de cierre más decoroso por parte de Mejoredu antes que pase a ser parte de la SEP.
Por último, el Congreso de la Unión tiene 90 días naturales, una vez entrada en vigor el decreto para la extinción de los Organismos mencionados. A partir de ello, la SEP, que asumirá las funciones de Mejoredu para evitar duplicidades, enfrentará el desafío de integrar 620 plazas que se ocupaban en la Comisión. Aunado a ello, como lo comenta el Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia de la Universidad Ibero, “hay otros retos igualmente importantes; por ejemplo, la pérdida de independencia en la orientación y toma de decisiones en su quehacer, es decir, tener que sujetarse a la agenda política del gobierno en turno” (Educación Futura, 18 de diciembre, 2024). ¿Cuál es el problema? Para decirlo de manera sencilla, la concentración del poder por parte de la SEP, al ser juez y parte en la evaluación de la mejora de la educación.