RETRATOS HABLADOS
La eventual instauración de una nueva era de poder político en el país, de corte transexenal, que por lo menos habría de extenderse 30 años, empieza a generar malas señales que a todos debiera alertarnos, porque desembocaría, ya no en la pulverización de una oposición saludable y necesaria, sino en su extinción; porque, tarde o temprano, la tentación de no querer competencia de ningún tipo, se presenta.
Debemos alertar, alertarnos, porque los patéticos ejemplos de las “repúblicas bananeras” están ahí, con verdaderos engendros como Daniel Ortega en Nicaragua, y, por supuesto, Nicolás Maduro en Venezuela.
Parece una exageración, y estoy seguro que todavía lo es. Pero el camino empieza con la soberbia rampante, incapaz de la mínima auto crítica, y con la tendencia absoluta a creer que cualquiera que disienta es enemigo en automático.
El camino que se ha recorrido en el país sin duda es interesante, sano hasta antes de la soberbia, observada en todos los pequeños funcionarios de un líder natural como el presidente de la República, pero que es caso único, histórico incluso.
Es ahora cuando un hombre que ya es parte de la historia mexicana, debiera detener el paso, reflexionar, recordar lo que ha sido, lo que fue en sus primeros años de lucha, para descubrir, descubrirse, y a partir de ellos definir lo que quiere como legado de su vida.
No hay nada más irritante, preocupante, como la soberbia que hoy reflejan, no todos por supuesto, pero sí muchos de los funcionarios, dirigentes políticos que acompañan al primer mandatario del país. Porque sentirse a la sombra y protección de un personaje de ese calado, es evidente que puede derivar en acciones de prepotencia y fatuas.
Pero deben entender que el presidente es un caso único, histórico por sí mismo, pero que no se repite nadamás porque si, nadamás porque se puede contagiar.
No es así.
Así que dejar atrás actitudes de soberbia, deben dar paso a una humildad real, no posada, no actuada.
Ese es el camino para un hombre que ya es parte de la historia. La soberbia destruye toda una vida dedicada a lo contrario, a lo que logró conectarlo con un pueblo que lo esperaba.
Mil gracias, hasta mañana.
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