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lunes, julio 21, 2025

Ya es tiempo de soñar lo posible, no lo imposible

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RETRATOS HABLADOS

¿Será posible recuperar la esperanza, luego del desencanto que provoca confirmar que, después de todo, en el asunto político no importa origen de izquierda, derecha o centro, los resultados siempre son los mismos?

Para muchos, ya no, porque con toda seguridad pertenecen a esas “generaciones del sacrificio” que sentenciaban los jóvenes de la prepa para invitar a la revolución, que vería sus frutos muchos, muchos años después a cambio de las vidas que se perderían de manera irremediable.

Y no, no fue así, porque parece que la frase del Nuevo Testamento se cumplirá eternamente: “a ellos, a los pobres, siempre los tendrán. A mí, no”, cuando el Nazareno increpa a un Judas justiciero, que no aceptaba el uso de un bálsamo muy caro para ungir sus pies a manos de la Magdalena, y argumentaba que la venta del mismo daría de comer a muchos menesterosos.

Al final del día, del año, de los tiempos, siempre veremos a quienes parecen condenados al infortunio, y, lo peor, en estos tiempos de absoluta desilusión, tardarán mucho los que vuelvan a arrancar la maquinaria de los sueños, donde todos son iguales, y aspiran con hechos a la felicidad.

Tal vez se confundió en esos ayeres la felicidad con el salario parejo, seguramente no, pero en la realidad parece que la estratificación, la existencia de clases, es imperativo para que algunos, efectivamente, sean más felices y otros no.

Para consuelo, insistimos en creer que el dinero no garantiza nada, y sentenciamos como mi tío Ezequiel al ver la riqueza de Carlos Salinas: “el único gusto nos queda sobrino, es que todos nos vamos a morir”.

Aunque quién sabe, porque Salinas sigue vivo, no está en la cárcel como prometía López Obrador, y hoy por hoy, pareciera que francamente no hay mucha diferencia entre los dos, con todo y lo que esto representa.

¿Habrá pues fuerza para retomar los ideales, los sueños?

No lo sé. Y un hecho sustancial es que las luchas para hacer la revolución de todo un país, deben quedarse ahí, en el olvido, y cambiarlas por una lucha simple, sencilla, de ayudar al prójimo, al que tenemos al lado, para que pueda aspirar a la felicidad, que no, no es ser propietario de muchas cosas, sí, de las ilusiones particulares, las que se traducen en el bienestar de quienes van con nosotros en la vida. 

Así de simple. Así de sencillo. Nada peor que habernos complicado tanto la vida por lo imposible. Es tiempo ya de soñar lo posible, no lo imposible.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx

X: @JavierEPeralta

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