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Volcanes

Oscar Raúl Pérez Cabrera
4 Min de Lectura
Ilustrativa

PEDAZOS DE VIDA

El amor derretido se le escurrió por la boca, convertido en palabras fuertes, en maldiciones y mentadas de madre. Sólo cuando llegas a tener un amor de tal magnitud sabes el dolor que puede causar una traición… Y esa noche el amor se le había escurrido entre las manos, se le había materializado en pensamientos de odio, muerte y destrucción. 

Todo había comenzado con una fumarola de más de dos kilómetros de altitud, a esta le siguieron algunas más, pronto comenzó la lluvia de ceniza en los campos de cultivo cercanos, y con el inquieto viento la nube cubrió la ciudad. Luego los temblores, los truenos que asemejaban el estruendo ocasionado por la dinamita que utilizaron para perforar el cerro unos años antes.

La sangre le calentó la cabeza, no le dejó pensar más, no había nada más que decir y en cambio se tenía mucho que hacer, no había forma de ocultar lo que era más que evidente, todo se había derrumbado, no era el dolor ocasionado por lo que desde hace tiempo sabía, sino por la forma tan estúpida en la que se dio a conocer, por la humillación que no era necesaria y por el intento fallido de verle la cara cuando ya todo estaba perdido, sobre todo eso la mentira y el intento de negación como si sus ojos y oídos estuvieran en una dimensión distinta a lo que vieron y escucharon. 

A las dos de la mañana, los pueblos cercanos fueron desalojados y la gente fue llevada a distintos albergues, algunos se resistieron a dejar sus casas ante el miedo de ser robados y perder las pocas pertenencias que con años de trabajo habían logrado.  

Las maletas estaban listas, trató de que la televisión le calmara la mente, toda la atención nacional e incluso la internacional estaba en el despertar de un volcán y el riesgo en el que se encontraba un gran número de personas que habían comenzado a desalojar la periferia, ya que de acuerdo con los expertos, el volcán no tardaba en escupir el coraje que emanaba desde el corazón de la tierra, cálido pero fatal… 

Pronto entró por la puerta principal, seguramente todo sería serenidad, seguramente fingiría que nada pasó, es más, quizá ni trataría de hablar sobre el tema. Pronto estuvo en el umbral de la puerta, al entrar vio sus maletas, y entonces supo que esta vez no habría forma de evadir lo sucedido. 

En plena madrugada el volcán cumplió sus amenazas, explotó de tal forma, que los pobladores que se habían quedado a resguardar sus casas, salieron corriendo ante el temor real de quedar sepultados por un río de lava. La televisión y redes sociales mostraban momentos impactantes que se quedarían grabados en la memoria de la audiencia, en tanto las maletas comenzaban la labor de absorber el río de sangre que como lava escapaba de la cabeza del cínico infiel.

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