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Hidalgo
viernes, junio 20, 2025

Vocación y lucha cotidiana…

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PIDO LA PALABRA

Día con día nos vamos cargando de energía negativa por problemas ajenos; tratamos de encontrarle solución a aquello a lo que los titulares del conflicto quizá ni siquiera han intentado resolver, pues la solución para ellos fue endosarte su trance, y así se liberan de su carga, con la confianza de que tú se lo resolverás; su confianza puesta en ti pesa mucho.

Por nuestra mente seguramente ha pasado muchas veces el mandar todo a volar, decirles a todos ellos que se hagan cargo de su vida, que cada cual tiene sus propios problemas y, como tal, debemos enfrentarlos; llegar a un punto en donde ya estamos cansados de seguir la línea, esperando con vehemencia la noche para descansar.

Pero no, en cada uno de nosotros, nuestra vocación no nos permite un minuto de respiro, y, aún dormidos, tratamos de encontrar alguna salida eficaz a los problemas que nos han planteado; y nos decimos que no importan las largas jornadas cuando en verdad queremos ayudar. A veces nuestro cuerpo no está de acuerdo con nuestra mente y terminamos cayendo rendidos por el cansancio.

Sin ser estoicos ni masoquistas, creo que hasta disfrutamos la adrenalina de la conflictividad; y entonces, cada mañana reiniciamos con bríos renovados la lucha cotidiana en esta selva de asfalto, en donde la carnada del depredador espera por una respuesta, un consejo que lo salve de la quema.

Sin duda, debemos empezar el día estando convencidos del escalón que hoy queremos subir: un escalón a la vez, un escalón cada día. Y mañana, y dentro de muchos mañanas, habremos avanzado un largo trecho, pero aún en esas circunstancias no debemos pensar que ya todo está avanzado; a lo sumo, habremos alcanzado una meta de las cientos de metas que debemos tener en nuestros planes de vida. Nada tenemos ganado todavía; nada nos vendrá por gracia de la nada. La nada es eso: el vacío, tan vacío como el intelecto en proyecto de aquellos que todo quieren con solo estirar la mano sin merecerlo; vacío de los que se felicitan a sí mismos y no han hecho lo necesario para llegar a la meta.

A veces la gente no aprende a quererse, así que una manera de hacer crecer el amor en nuestro interior es permanecer cerca de la gente que nos ama y absorberlo poco a poco hasta que crezca en nosotros. Al mismo tiempo, hay que alejarse de la gente que no sabe amar, ya que dice el dicho: “Quien con lobos se junta, a aullar se enseña”.

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