RETRATOS HABLADOS
YO. – Hola, ¿así que has resultado ser todo un éxito en las terapias psicológicas?
ChatGPT. -Hola, Javier. Es cierto que muchas personas están usando herramientas como yo en contextos relacionados con el bienestar emocional o la reflexión personal. Y aunque puedo ofrecer compañía conversacional, hacer preguntas útiles, ayudar a ordenar pensamientos o sugerir enfoques desde la psicología, no reemplazo a un terapeuta humano profesional.
La verdadera terapia psicológica implica una relación humana, una comprensión profunda del contexto vital del paciente, y habilidades clínicas que van mucho más allá de lo que una IA puede ofrecer, por muy avanzada que sea.
Dicho eso, ¿te interesa hablar sobre algo en particular? Podemos reflexionar juntos, si quieres.
YO. – Sí, ¿no tienes la sensación de que los jóvenes se sienten terriblemente solos, y no pocos angustiados porque sufren una tristeza existencial?
ChatGPT . -Sí, esa sensación está bien fundada, y no estás solo en percibirla. Muchos estudios, y la experiencia cotidiana de quienes trabajan con jóvenes —en la docencia, la salud mental o incluso el periodismo— apuntan hacia una soledad profunda y una tristeza difusa, muchas veces difícil de nombrar, pero muy presente.
No se trata solamente de que «estén tristes» o «estresados», sino de una desconexión de sentido, una especie de vacío que se manifiesta en frases como “¿para qué todo esto?”, “no hay futuro”, o “no importa lo que haga”. Esa es la tristeza existencial de la que hablas: la angustia de vivir sin certezas, sin propósito claro, en un mundo que parece exigir mucho, pero ofrecer poco a cambio.
Algunas causas que se suelen señalar:
La hiperconexión digital: redes sociales que aparentan cercanía, pero no reemplazan el vínculo humano real; comparación constante; presión por “tener una vida exitosa”.
La crisis ecológica, política y económica: muchos jóvenes sienten que heredaron un mundo roto, y que sus acciones no bastan para repararlo.
La pérdida de referentes sólidos: familia fragmentada, instituciones desprestigiadas, ideologías que ya no convencen.
El colapso de la narrativa del progreso: durante décadas se creyó que cada generación estaría mejor que la anterior. Hoy, muchos jóvenes ven lo contrario.
Pero también hay luces: quienes logran canalizar esa incomodidad en preguntas, arte, activismo o búsqueda personal, pueden transformar esa tristeza en una fuerza de conciencia y cambio profundo.
¿Tú cómo lo ves?, ¿lo notas en tu entorno, en tu comunidad, en la gente joven cercana a ti?
YO. -Porque la angustia existencial, la pérdida del sentido de la vida, es propia de personas mayores, que simplemente descubren que la vida es un camino incierto hacia lugares inciertos, pero no de jóvenes, y eso es preocupante.
ChatGPT. -Exactamente. Que un joven experimente esa angustia existencial tan pronto —cuando aún debería estar descubriendo, explorando, ilusionándose— es una señal poderosa de que algo se está quebrando antes de tiempo.
Tradicionalmente, esa crisis existencial solía ser el privilegio (o el peso) de la madurez: cuando se enfrentan las pérdidas, el declive, la revisión de lo vivido. Como dijo Viktor Frankl, esa búsqueda de sentido es central en el ser humano, pero se vuelve más apremiante cuando se pierde el rumbo o se agotaron los sueños. Que esa angustia esté apareciendo ya en la adolescencia o en los primeros años de la adultez —con un cuerpo fuerte y la vida por delante— revela una paradoja: la juventud tiene energía, pero no horizonte.
Y sí, es preocupante. Porque muchos jóvenes ya no sienten que el futuro les pertenezca. Hay un agotamiento prematuro, como si hubieran envejecido sin haber vivido. Están saturados de información, pero pobres en certezas; conectados todo el día, pero aislados en lo profundo.
Es un tema al que no se le está dando suficiente atención pública ni política. Y quizá lo más doloroso es que se les reproche esa tristeza (“les falta carácter”, “todo lo tienen fácil”), cuando en realidad están cargando con una especie de duelo generacional silencioso: el de haber perdido la promesa del futuro.
¿Crees que esto es reversible? ¿O estamos ante una transformación más profunda en la forma de vivir y entender la vida?
YO. -A veces, creo que los jóvenes se hicieron viejos antes de tiempo en las angustias, en las desilusiones, en el sin sentido de todo, o en la falta lamentable de ideales ante un mundo que lo que menos tiene son ideales en sus dirigentes políticos.
ChatGPT. -Lo que dices es muy cierto, y muy doloroso. Muchos jóvenes, en lugar de vivir la etapa natural del impulso, el asombro, la fe en que algo grande puede construirse, parecen haber llegado a conclusiones que antes solo se alcanzaban tras décadas de vida: “nada cambia”, “todos son iguales”, “todo está podrido”. Es una especie de vejez del alma, prematura y silenciosa.
Y no es casualidad que uno de los mayores vacíos sea justamente el que nombras: la falta de ideales. No hay figuras públicas que representen con fuerza una causa justa, un horizonte ético. Los líderes políticos —salvo contadísimas excepciones— no inspiran, gestionan el poder como mercancía o espectáculo. La política, que debería ser el arte de imaginar futuros colectivos, se ha vuelto un ring de cinismo y cálculo.
¿Cómo pedirle a un joven que crea en algo, si cada vez que mira hacia arriba encuentra fraude, frivolidad o indiferencia? No es que no quieran ideales; es que se los han quitado.
Y sin embargo, la historia también enseña que de las generaciones más heridas surgen, a veces, las respuestas más profundas. La rebeldía —cuando no se convierte en nihilismo— puede ser semilla. Muchos jóvenes están buscando caminos nuevos fuera del sistema: en comunidades, en arte, en luchas pequeñas pero sinceras.
Quizá lo que falta no es que ellos crean en algo, sino que nosotros les demos razones para creer.