Un adulto responsable
“Dicen que cuando él nació no había Hospital
General, apenas era Sanatorio Soldado Razo”
Chiste de viejitos
Siempre me he sentido de una edad que no me corresponde, más viejo, más achacoso, me gustaría decir que más sabio, pero no. Lo único que crece con la edad no siento que lo tenga, siempre caigo en los mismos errores, diría la canción. Pero de tanto tropezar con la misma piedra, ya hasta le agarré cariño. Sin embargo, de un tiempo para acá tengo un pensamiento intrusivo: me estoy quedando obsoleto.
El otro día estaba viendo la serie de “Adolescencia” y muchos de los términos que se usaron en ella jamás los había escuchado, es más, me costó entender cómo se relacionaban con los que sí conocía, pero dije: “no importa, total, justo es una serie de prevención para los padres y de identificación con las generaciones más abajo de la Z, un millennial qué va a saber”.
Poco después puse “Madre Reinventada” con Erika Buenfil y Michelle Renaud, obviamente no soy contemporáneo de la Buenfil, pero al menos sí de Renaud y por increíble que parezca, tampoco pude entender mucha terminología que hay en el filme. Claro, la trama de ambas cosas las entendí por completo, pero muchos conceptos no, porque estoy desfasado en información.
Y no debería ser un problema, siempre hay y habrá cosas que desconozco, que me rebasarán y que las generaciones venideras dominarán sin mayor esfuerzo, pero lo mío ya me ha traído consecuencias.
El otro día olvidé mi tarjeta de débito en la casa (no tengo de crédito justo porque no sé cómo se usa y no quiero regarla) y al intentar pagar con mi celular, solo hice el ridículo, porque no supe cómo activar el QR o lo que sea que se usa para que funcione el sensor de la terminal.
Veo a la gente pagar con un clic de su celular, veo a mis amigos usar cada uno de los atajos de su teléfono y me veo a mí teniendo problemas para activar el wi-fi o conectar lo que estoy viendo a la televisión y muchos ejemplos más. Y no puedo evitar sentirme obsoleto, viejo y tecnológicamente inexperto.
Pero no es solo en la tecnología, también en lo social. Me cuesta trabajo entender conceptos como iconoclasia, las nuevas facetas del amor, la inclusión forzada, el tipo de humor “woke” o las cancelaciones.
El capitalismo salvaje me ha golpeado tan fuerte que arruinó mi creatividad, cualquier cosa que según yo no existía, basta con buscarla en el google para saber que alguna otra persona ya la pensó y la vende a las masas.
Hasta en la religión me siento anticuado, lo de hoy es volver al latín (al parecer) y rezar el Padre Nuestro con las manos levantadas, pero yo sigo queriendo mis alabanzas en español y mis manos juntas para rezar, y Dios me perdone, me parece que son demasiadas las peticiones a la hora de la oración colecta y que ahí se podrían simplificar.
Quizá descargando Tik Tok (porque de todas formas termino viendo los videos en los reels de Facebook) y poniendo un poco de mi parte en las actualizaciones de las cosas, podría dejar de tener este sentimiento que me corroe la mente, pero también es cierto que estoy chapado a la antigua y me gusta ser rebelde y decir que las cosas de antes eran mejores, aunque los cambios le convengan a mi generación.
Nota: Ojalá sea solo yo y que los demás se la pasen de perlas o encuentren pronta resignación con los cambios que se avecinan o que ya han pasado.