Un violín creado por uno de los lutieres más importantes de la historia, Bartolomeo Giuseppe Guarneri, conocido como Del Gesù, fue vendido el día de ayer en París por 2,3 millones de euros, informó la casa de subastas Artcurial.
El violín, fabricado entre 1727 y 1730, se vendió por 2.314.800 euros (2.727.598 dólares), gastos incluidos, según precisó la casa de subastas, que lo puso a la venta con un precio estimado entre 2 y 2,5 millones de euros.
Siendo uno de los instrumentos más raros y codiciados del mundo, este instrumento despertó «un considerable interés entre los coleccionistas», destacó Arcurial en un comunicado.
«Este notable resultado para un instrumento de este período del maestro cremonés confirma el constante atractivo en el mercado de los violines Guarneri del Gesù, celebrados durante casi tres siglos por su potencia sonora, intensidad expresiva y resonancia excepcional», según Arcuarial.
Actualmente se conocen menos de 150 violines de Guarneri del Gesù (1698-1744), cada uno de los cuales refleja «una personalidad única», destacó Artcurial.
Durante casi tres siglos, los más grandes virtuosos —desde Paganini hasta Jascha Heifetz, Yehudi Menuhin, Isaac Stern o Itzhak Perlman— los han elegido por su excepcional resonancia y su potente sonido, indicó la casa de subastas parisiense.
Estos violines, admirados «tanto por su rareza como por su brillantez», encarnan la esencia misma del arte y siguen siendo testimonio del genio de Cremona y de la época dorada de la lutería.
«Cada aparición de un violín Guarneri del Gesù en el mercado es un acontecimiento mundial. Su rareza, su misterio y su sonido incomparable siguen fascinando a coleccionistas y músicos», declaró el vicepresidente de Artcurial, Stéphane Aubert.
Perteneciente a la colección privada del científico, empresario, mecenas y melómano, Philippe Dennery, el violín de Del Gesù vendido distinguió por su rico y complejo espectro tonal, capaz de una proyección extraordinaria sin perder un ápice de su sutileza, aseguró Artcurial.
«Sus profundos tonos graves se funden con unos agudos luminosos y penetrantes, ofreciendo al intérprete una gama expresiva casi ilimitada. Cada matiz encuentra su lugar, desde la más delicada intimidad hasta la majestuosidad de las grandes salas de conciertos», concluyó.


