CINE DE MAÑANA
Junto a los dragones, los unicornios son los seres fantásticos más populares. Casi siempre se les asocia con algo bonito y si no, basta recordar la serie animada de “Rainbow brite”.
El mayor mérito de “La muerte de un unicornio” de Alex Scharfman a cuya premier nos invitaron los buenos amigos de Caníbal, es que nos presenta una cara totalmente distinta.
De acuerdo al guion del propio realizador de “Resurrección”, el abogado Elliot (Paul Rudd) y su hija Ridley (Jenna Ortega) acceden a pasar un fin de semana en la reserva ecológica de la poderosa familia de farmacéuticos encabezada por el magnate Odell (Richard Grant), su esposa Belinda (Tea Leoni) y su hijo Shepard (Will Polter).
En el camino, Elliot atropella a un unicornio y aunque lo trata de ocultar, es descubierto, sobre todo al percatarse de los poderes curativos del unicornio.
Odell se cura del cáncer que sufría y de inmediato tratan de lucrar con el cuerno y la sangre del animal… hasta que aparecen los padres de la criatura deseosos de venganza.
En un claro homenaje a Alien, el unicornio le respira en el rostro a Ridley, pero pese al maquillaje y los efectos especiales, los unicornios no resultan tan temibles como cabría esperar.
“Death of unicorn”, es pues, un filme de horror que pretende denunciar la ambición y el egoísmo de los farmacéuticos que se enriquecen con las pandemias y enfermedades.