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martes, agosto 5, 2025

Unas palabras para Karina

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Un adulto responsable 

“Y si vuelvo a nacer y te encontrara 

por ahí, otra vez vuelvo contigo…”

Peor error – Nana Pancha

Decir que conocí a mi mejor amiga de una forma usual sería mentir. 

No nos comenzamos a hablar y de pronto compartimos un sándwich y cuando me quise dar cuenta ya habíamos inventado un idioma secreto, no.

No le ayudé en un asunto riesgoso y guardamos un secreto que nos llevaremos hasta la tumba. (Bueno, espero que no, nuestras desgracias son del dominio público).

No me enamoré perdidamente de ella y como no pudimos tener nada terminamos siendo amigos, no.

Un día simplemente me citó para platicar y compartir unos tamales, y como siempre he sido hombre madrugador, nos reunimos bien temprano.

Desde entonces nuestra relación ha estado lejos de ser una amistad convencional, hay meses que la veo casi a diario y hay años en los que nos vemos dos veces (en nuestros respectivos cumpleaños). Pero no la cambiaría por nada del mundo.

Quizá nuestras virtudes sean muy distintas pero creo que nuestros defectos nos reunieron, nadie como ella para comprender mi impuntualidad, mi sensibilidad extrema y el desorden que hay en mi cabeza, que muchas veces se refleja en el mundo exterior.

Mi amiga, que tiene las puertas abiertas en mi casa pero rara vez me visita, la está pasando mal.

Kari ha perdido a mucha gente importante en poco tiempo y he visto su descenso lento pero constante a la profunda tristeza y, muchas veces, no sé cómo ayudar.

Me gustaría tener la palabra exacta o el argumento perfecto que la sacara del profundo hoyo en el que está inmersa, pero muchas veces no hallo qué decirle y solo me queda acompañarla, que sepa que estoy presente, aunque sea a distancia.

Y es que el duelo es uno de los procesos no lineales más extraños de la vida. A veces un@ cree que ya está bien y al día siguiente rompe a llorar por cualquier cosa; o por el contrario, hay ocasiones en las que un@ se harta de llorar, básicamente porque se le acabaron las lágrimas, se levanta y tiene que seguir con la vida.

Franco Escamilla dice en uno de sus monólogos: “Te va a doler, siempre te va a doler, porque el tema de la muerte es algo egoísta, extrañamos a la persona porque la queremos ver con nosotros. No nos duele tanto que se vaya sino que ya no la volvamos a ver… () ¿Quieres honrar la memoria de alguien? Vive lo más normal posible, brinda por esa persona de vez en cuando, visitala en el lugar en el que está descansando y cuida a los que le quedaron vivos, pero vive normal”.

Y después remata: “Si crees en la vida después de la muerte, imagínate que esa persona te está viendo, se entera que estás triste y te ve llorar. Déjalo en  la segunda parte de su existencia y tú vive lo más normal posible”.

Pocas palabras son tan sinceras y puntuales como las que dice el comediante mexicano.

Y para los que somos amigos de los que están pasando por ese proceso, hay que apechugar, porque la gente está con los sentimientos a flor de piel y muchas veces no saben cómo procesarlo y la forma más fácil de hacerlo es, muchas veces, a través de la ira y el enfado.

Pero según mi experiencia, hay una línea muy delgada entre no inmiscuirse en el proceso de duelo y ser completamente indiferente a los sentimientos y emociones de la persona que está sufriendo. Es por eso que muchas relaciones terminan después de un momento complicado que no tenía nada que ver con la pareja, porque después de una pérdida siempre hay preguntas existenciales.

Nota: Ojalá que las personas que han sufrido una pérdida últimamente encuentren consuelo en su red de seguridad y hallen en su camino personas empáticas que sepan esperar su proceso de duelo.

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