Unas 30.000 personas, en su mayoría profesores de la región de Flandes, se manifestaron este lunes en Bruselas para reivindicar su derecho a una pensión digna ante el temor a que la futura coalición que gobernará a nivel federal lleve a cabo recortes en ese ámbito.
La protesta, organizada por el frente sindical común, tuvo lugar a la vez que en Bélgica se intensifican las negociaciones entre los cinco partidos que aspiran a formar parte de la futura coalición gubernamental federal, que tratan de superar los últimos escollos para un acuerdo, incluido el espinoso punto de las pensiones.
Los sindicatos temen que el futuro Ejecutivo recurra a una reforma de las pensiones para lograr un ahorro de 3.000 millones de euros.
La marcha comenzó en torno a las 10:00 hora local y discurrió durante unas dos horas y media por las calles más céntricas de la capital belga en un ambiente festivo, aunque se produjo algún incidente puntual.
Según los organizadores, unos 25.000 asistentes a la protesta eran profesores del sistema de educación de Flandes, una cifra que la radiotelevisión pública francófona RTBF calificó de «histórica».
También bomberos y otros funcionarios públicos participaron en el acto.
Precisamente los bomberos protagonizaron el incidente más grave registrado, al atacar a cuatro policías que resultaron heridos, según informó la policía de zona de Bruselas-Capital Ixelles (PolBru).
En paralelo, la jornada estuvo marcada por movimientos de huelga en el transporte público, en los aeropuertos (Zaventem y Charleroi) e incluso en los servicios de correos y las prisiones.
En el aeropuerto internacional de Bruselas (Zaventem) al menos cuatro de cada diez vuelos programados se quedó en tierra y el aeródromo de Charleroi (sur del país), desde donde operan muchas compañías de bajo coste, tuvo que cancelar la salida de todos los vuelos previstos a partir de las 12:00 horas.
Bélgica lleva desde el pasado 9 de junio, cuando celebró elecciones generales, con un Gobierno en funciones.
La jornada de acción nacional fue organizada por los sindicatos socialista (FGTB), cristiano (CSC) y liberal (CGSLB) ante el «ataque frontal a las pensiones» que temen estén preparando los partidos que negocian la formación del próximo Gobierno federal (los nacionalistas flamencos del N-VA, los liberales francófonos (MR), los socialistas flamencos (Vooruit), el partido de centroderecha francófono Les Engagés y los democristianos flamencos (CD&V).
Esas formaciones llevan meses de contactos y, pese a aspirar a un acuerdo antes de finales de enero, todavía hay discrepancias entre los partidos de derechas y de izquierdas en los ámbitos de la fiscalidad, las pensiones y el subsidio de desempleo, que el encargado de liderar las negociaciones, Bart De Wever (del N-VA), parece favorable a impulsar.
Por otra parte, las federaciones patronales insisten en que es indispensable una reforma de las pensiones.
El Consejero delegado de la Federación de Empresas de Bélgica, Pieter Timmermans, dijo que impedir las reformas hoy «es asegurar que en 2030, las intervenciones serán mucho más drásticas», informó la televisión RTBF.