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domingo, diciembre 22, 2024

Una vida bien vivida

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UN ADULTO RESPONSABLE

“La tempestad y la calma casi son la misma cosa” 

El Presente – Julieta Venegas

Estoy cerca de cumplir 30 años, y quiero dejar  evidencia de lo que viví hasta ahora, ya que creo que al repasarlo después de un tiempo, como sucede en innumerables ocasiones, la vida parecerá más sencilla.

Lo que quiero recordar es lo afortunado que fui al nacer en un siglo y vivir en otro, ya que me tocó ver muchas transiciones: pasé horas tratando de superar mi propio récord en la “viborita” de mi primer Nokia y hoy dependemos tanto de los “smartphones” que algunas personas tienen hasta dos; además es imposible pensar que en la actualidad no tengamos un servicio de streaming contratado o con anuncios en el que podamos ver una serie “no tan mala”, cuando antes, esperábamos toda una semana para ver un solo capítulo de nuestra serie favorita. La inmediatez le ganó a la calidad y se nota.

Pero los cambios no solo fueron tecnológicos, la economía también se modificó, yo que llegué a disfrutar de las Sabritas a menos de 5 pesos hoy debo desembolsar 18 pesos por menos producto, los Gansitos cuestan 15 y la Coca-Cola acaba de subir un peso más; nos quejamos y todo, pero seguimos consumiendo las mismas porquerías de siempre. Por eso el auge de las tiendas “Neto” y “3B”, en las que como con “Las Similares”, compramos lo mismo (y a veces hasta de mejor calidad) pero más barato.

Afortunadamente lo social vive un momento histórico, ya que los movimientos sociales han ganado espacios, porque si bien la voz de las feministas y de la comunidad LGBTTIQ+ es escuchada, también ayuda el hecho de que mi generación es un poquito más consciente de que las diferencias solo nos hacen iguales; la dirección del Papa Francisco (para los que somos católicos) ha colaborado de igual forma, pues desde que recuerdo, es el Pontífice más cercano a las problemáticas que realmente afectan nuestro mundo. Y también el único, según me confirman mis tías, que se ha disculpado públicamente de los abusos y crímenes que ha cometido la Iglesia a lo largo de los años.

Lo que no ha cambiado y creo que nunca lo hará es el hecho de que la gente se odia a muerte y por fin estalló la guerra que llevaba años amagando con hacerse: Israel contra Palestina. De igual forma, Rusia atacó Ucrania y por algún tiempo sonó el rumor de que estallaría la Tercera Guerra Mundial (ese sentir sigue latente en algunos sectores de la población), y aunque hay mil maneras de ver estas matanzas, solo una cosa es cierta: la gente sufrió, sufre y sufrirá las consecuencias de una empresa tan tonta como el llevar nuestras ambiciones al límite del miedo y la violencia.

Personalmente, me da gusto saber que en las noches, antes de dormir, siempre hay una voz en mi cabeza que me dice que pude haberlo hecho mejor, que me recuerda que debería buscar hacer el bien, que Kapuściński tenía razón: “Las malas personas, no pueden ser buenos periodistas” y que yo siempre quise ser un buen periodista.

Agradezco haber cumplido mi sueño de lograr estudiar lo que quise, de tener los recursos para seguir poniéndome metas, de tener ganas de intentarlo una vez más, porque estoy consciente de que eso mero ya es un privilegio. Y lo sé porque la gente me ha hablado de ello, ha tenido la paciencia de enseñarme innumerables cosas (que están fuera de los libros, vienen directamente de la experiencia).

Sé que soy trozos de la gente que me ha querido y que me ha odiado, de la gente que queriéndolo o no, me ha contado su experiencia y gracias a ellos pude resolver un trámite, una dolencia, una actividad.

Estoy agradecido por lo que he vivido y también por lo que me ha tocado sufrir. Estoy abrazando la etapa de ser un adulto responsable y creo estar listo para lo que venga, así que lo espero con paciencia, porque de igual forma aprendí que no puedo creerme “El Rayo McQueen” todo el tiempo.

Tengo fe en que el tiempo venidero será siempre mejor y que el romántico que hay dentro de mí no se extinguirá aunque cada día crea menos en el concepto mutante del “Amor Romántico”. Gran vida que he tenido, pero le faltan muchos capítulos. Al menos, eso espero.

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