RETRATOS HABLADOS
Un elemento debe ser destacado en estos difíciles momentos que se viven en varias regiones del Estado, afectadas por las lluvias: la solidaridad genuina, cierta, contagiosa de los jóvenes hidalguenses, que decidieron actuar de manera casi inmediata a través de convocatorias para reunir artículos de primera necesidad, que harían llegar a las comunidades de los municipios más afectados por el paso del meteoro. No solo eso, sino que también hicieron llegar fotografías como pruebas fehacientes de que lo donado había llegado a quienes necesitaba y necesitan ayuda.
Y lo anterior, no solo conmueve, sino que nos habla de muchachas y muchachos plenos de amor por sus semejantes, hastiados sí de todo lo que tenga que ver con la política, pero rebosantes de esa parte fundamental que nos hace humanos: compasión por sus semejantes, compasión entendida (una vez más lo noto) como empatía, como eso que es calzarse los zapatos de otros y hacer lo posible por sentir lo que ellos sienten.
Eso es lo que vale en estos momentos, y es lo que nos hace tener esperanza absoluta de que no solo estos momentos trágicos para la entidad, sino los años de oscuridad que la lucha por el poder ha generado, dará paso a la luz plena, donde sean estos jóvenes los que encabecen la tarea de reconstruir un país tan condolido como México.
En el otro lado del escenario habrá de seguir la pelea por el poder en una lucha encarnizada al interior de cada uno de los partidos políticos, porque obedece a otra razón de ser su vida cotidiana, con bastante regularidad alejada del sentir humano.
Lucha intestina que no duda en sabotear a sus propios representantes y buscar a toda costa colocarlos en el tírele al blanco para satisfacer sus propias obsesiones, siempre ligadas a la soberbia.
Pero hoy como nunca es fundamental quedarnos con ese activismo único y vital de los jóvenes, que no dudaron un instante en arrancar acciones para despertar la solidaridad del ciudadano, en ser lo primeros para cooperar con lo que pudieran y ser ejemplo de que así debe responderse ante una emergencia como la que hoy mismo vivimos.
Quedarnos con su amor leal, sincero por cada uno de los que tuvieron el infortunio de ver perdido todo en un abrir y cerrar de ojos. Quedarnos con su ejemplo, porque eso es lo valioso, lo que, insisto, nos hace abrigar esperanzas de que, después de todo, como dice la canción, “quién dice que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
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