Un nuevo ataque israelí contra la localidad de Deir al Balah, en el centro de la Franja de Gaza, dejó este martes al menos nueve muertos y decenas de heridos, según informan medios locales y la cadena catarí Al Jazeera, que citan fuentes médicas.
El portavoz de la Defensa Civil gazatí, Mahmud Basal, por su parte, confirmó que al menos siete personas murieron o resultaron heridas en el bombardeo, que tuvo lugar cerca de la rotonda de Birka, en el corazón de la ciudad.
El ataque eleva la cifra de fallecidos en lo que va de día en Gaza a 32.
Antes, un bombardeo contra una escuela en Ciudad de Gaza, reivindicado por las fuerzas israelíes, dejó al menos 12 muertos, mientras que otras seis personas murieron en un ataque contra una residencia en el campamento de refugiados de Bureij, en el centro del enclave, según la Defensa Civil.
Israel atacó también durante la tarde un punto de carga de teléfonos en la localidad de Jan Yunis (sur), donde mató a otras cuatro personas, según las autoridades del enclave. En la misma ciudad, horas antes, al menos una persona murió en un bombardeo cerca de la mezquita Huda.
El Gobierno de Hamás en Gaza condenó los ataques de este martes y destacó que «decenas de civiles» resultaron heridos en los diferentes bombardeos.
«Estas masacres se producen en el contexto del crimen de genocidio» perpetrado por Israel de diversas formas, como «atacando civiles en centros de desplazados y refugios», denunciaron las autoridades islamistas en un comunicado.
Deir al Balah era hasta hace unos días el principal refugio de miles de gazatíes que se habían visto obligados a huir de diferentes puntos del sur de Gaza ante el avance de las tropas israelíes y el recrudecimiento de los combates.
El viernes, el Ejército ordenó la evacuación del este de la localidad y, poco después, los soldados entraron por primera vez en la ciudad, alegando que la zona había sido utilizada por milicianos palestinos para lanzar cohetes contra territorio israelí.
Hasta ahora, Deir al Balah no había sido objeto de una ofensiva terrestre a gran escala como las que han sufrido el resto de grandes ciudades en el enclave palestino. La ciudad es además un importante punto de acogida de desplazados (el 90 % de los gazatíes lo son) y el centro de operaciones de numerosas organizaciones humanitarias.
En junio pasado, las tropas israelíes llevaron a cabo una operación muy limitada en el este de la localidad, pero solo como parte de los preparativos para una misión de rescate de rehenes en la cercana Nuseirat.
Al menos 40.173 personas han muerto y 92.857 han resultado heridas en el devastado enclave palestino después de diez meses de guerra, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás.
La mayoría de supervivientes subsiste en ciudades semiarrasadas o en un puñado de «zonas humanitarias» a lo largo de la costa gazatí, plagadas de tiendas de campaña, sin acceso al agua corriente o electricidad y bajo el miedo constante a los bombardeos.
Las autoridades locales estiman que los cuerpos de unos 10.000 desaparecidos permanecen todavía enterrados bajo los escombros, sin que los equipos de rescate puedan acceder a ellos.
La actual guerra estalló el 7 de octubre del año pasado tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 251 secuestrados.