FORO ABIERTO
Es de gran expectativa, el anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum, de intervenir en Tula de Allende, Hidalgo; una ciudad que tiene focos rojos en varias materias pero principalmente en materia de desarrollo ambiental, ya que tiene la fama de ser una de las más contaminadas del mundo, y ha revelado el fracaso de diferentes administraciones (federal, estatal y municipal) por más de 50 años. Se aproxima un proyecto con mayor factibilidad.
En los 70s se incluyó a Tula en un marco de desarrollo polarizador, se pretendió, como con Ciudad Sahagún en la instalación de la industria automotriz de carácter estatal, crear un polo regional que permitiera salir de la pobreza al estado de Hidalgo. Esta región ya tenía una industria incipiente por el aprovechamiento de los recursos naturales -caleras, arena, arcilla- que fueron la base para la industria cementera, de ahí nació Cruz Azul y luego Tolteca.
Coincidió con el boom urbano y poblacional del país y de la ciudad de México, esta ciudad creció desbordadamente, se quintuplicó en tan solo 50 años. En 1975 se construyó el sistema de drenaje profundo para reducir el hundimiento y favorecer el desagüe de aguas residuales, que permitió aminorar las inundaciones y trasladar las aguas residuales urbanas hacia un Emisor Central, cuyo destino son las presas Endhó en Tula y La Requena, en Tepeji del Río, Hidalgo.
Con ello se generó un sistema de relaciones desiguales entre la ciudad de México y la región de Tula, que devino en decisiones continuas, de intercambios entre el centro decisor y la región receptora. Si bien, la llegada de las aguas residuales favoreció la agricultura de riego agrícola, abriendo grandes extensiones de tierra a la producción agropecuaria, también generó enormes costos y efectos en el medio ambiente y en la salud.
El conjunto de acciones tomadas en los 70s no fueron planeadas a mediano y largo plazo. Se construyó una refinería y una petroquímica de Pemex y una termoeléctrica de CFE coincidió con la llegada masiva de 80 mil litros por segundo provenientes de la CDMX. Si bien trajo un desarrollo económico, a lo largo de 50 años se aprecia que los costos han sido muy altos y de efectos negativos para la región y sus habitantes.
En el periodo 2006-2019, que incluye los sexenios de Felipe Calderón y Peña Nieto continuaron las políticas económicas de carácter neoliberal, favoreciendo grandes negocios para empresas nacionales y extranjeras. Se acentúan las decisiones que impactan la región de Tula, desde la óptica de relaciones subordinadas desde la metrópoli, centro-locales. Se construyó el gasoducto Tuxpan-Tula por una empresa canadiense; creció la industria cementera abriéndose otras empresas (Cemex, Cementos Huichapan, la fábrica de Slim, entre otras).
En 2019 se produce otro capítulo en el desagüe de aguas residuales de la CDMX, se construyó el Túnel Emisor Oriente con mayor capacidad de recolección de aguas negras, incrementándose la magnitud de vertedero hacia la región de Tula- Tepeji pero sin prever ni resolver los efectos que tienen la llegada de un gran volumen de agua. Se resolvió un problema de drenaje de la CDMX pero por otro lado, creó otros problemas. Esto fue crucial ya que en época de lluvias el traslado de aguas se incrementó al grado que los afluentes principales se desbordaron, generando la gran inundación de Tula en 2021. Ello aunado a las decisiones erráticas y la responsabilidad de la SACMEX que propiciaron la mala gestión del agua.
Desde 2019, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por conducto del secretario de la Semarnat, Víctor Toledo, hizo una Declaratoria de Emergencia Ambiental en Tula, Hidalgo, debido a la gran contaminación y deterioro ambiental y social. No se avanzó lo suficiente.
La propuesta de la presidenta Sheinbaum tiende a ser más completa, convertir a Tula en un área de economía circular permite no solo ver el problema ambiental, sino justamente problemas de justicia, resarcimiento y desarrollo del tejido social. Sería un cambio de términos de una relación desigual. Eso es lo nuevo.