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martes, febrero 11, 2025

Trump promete una «era dorada» para Estados Unidos

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Donald Trump tomó ayer posesión como presidente número 47 de Estados Unidos, en una ceremonia de investidura que se celebró en el interior del Capitolio por el frío.

Trump prestó juramento con la mano derecha en alto y la izquierda sobre las mismas dos biblias que utilizó en su primera toma de posesión en 2017: su Biblia personal y la del ex presidente Abraham Lincoln.

Los ejemplares fueron sostenidos por la primera dama, Melania Trump, mientras que el presidente del Tribunal Supremo, el juez John Roberts, le tomó juramento.

«Yo, Donald John Trump, juro solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y que, en la medida de mis habilidades, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de Estados Unidos», declaró Trump.

Una vez que terminó de pronunciar esas palabras, una salva de cañones resonó en el Capitolio, seguida por el sonido de Salve al Jefe, el himno personal del presidente de los Estados Unidos.

Con 78 años, siete meses y seis días, Trump se convirtió en el presidente de mayor edad en la historia del país al tomar posesión. Su predecesor, Joe Biden, asumió el cargo con 78 años y 61 días.

El nuevo mandatario juramentó ante las 750 personas presentes en las sillas dispuestas en la rotonda del Capitolio, ubicada justo debajo de la cúpula del edificio y que es un espacio de gran valor simbólico por unir el Senado y la Cámara de Representantes.

Esta vez, sus seguidores siguieron la ceremonia de investidura a través de pantallas gigantes en el estadio Capital One Arena, con capacidad para 20 mil personas.

Primeras acciones

Su discurso inaugural en algunos momentos tomó frases exactas de los mítines de su campaña electoral de 2024, en la que la demonización de los inmigrantes como criminales y enfermos mentales fue una comparación recurrente.

«Vamos a reinstaurar la política de ‘Quédate en México’, pondré fin a la práctica de detener y liberar y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país», anunció Trump, que también dijo que acudirá a una ley usada en tiempos de guerra, la ley de Enemigos Extranjeros de 1798, para ir tras las bandas criminales extranjeras.

También adelantó que va a declarar a los cárteles mexicanos de la droga como «organizaciones terroristas», que quiere renombrar el golfo de México, un topónimo centenario, golfo de América y «retomar el Canal de Panamá», que definió como un «regalo» que nunca debió hacerse.

En el ámbito económico, anunció la declaración de una emergencia nacional para acelerar la concesión de explotaciones energéticas, poner fin a las políticas «verdes» y acabar con los subsidios a los vehículos eléctricos.

«Iniciaré de inmediato la reforma de nuestro sistema de impuestos y comercial para proteger a los trabajadores y familias estadounidenses. En lugar de gravar a nuestros ciudadanos para enriquecer a otros países, vamos a imponer aranceles y imponer impuestos a países extranjeros», aseguró.

El discurso también pasó por la complicada relación de Trump con el Departamento de Justicia, que aseguró que ha sido «utilizado como un arma de manera viciosa y violenta», tras haberlo investigado durante el gobierno del presidente Joe Biden por su papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Un sistema de justicia que le sentenció este mes por los pagos irregulares a una actriz porno y que lo ha convertido en el primer presidente convicto en jurar el cargo.


Sobre los aranceles

Trump anunció que impondrá aranceles a «países extranjeros» para «enriquecer» a los ciudadanos estadounidenses y que para ello realizará una «reestructuración» del sistema comercial norteamericano.

El republicano no ofreció detalles concretos sobre los aranceles, que había prometido imponer del 60% a las importaciones chinas, un 25% a las procedentes de Canadá y México y entre un 10% y un 20% a productos del resto del mundo, incluida la Unión Europea.

«Iniciaré de inmediato la reestructuración de nuestro sistema comercial para proteger a los trabajadores y familias estadounidenses. En lugar de gravar a nuestros ciudadanos para enriquecer a otros países, impondré aranceles a los países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos», afirmó.

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