El expresidente de EE.UU. Donald Trump (2017-2021) evitó este viernes hablar de la pregunta que todo el mundo se hace hoy en Estados Unidos sobre si irá a la cárcel y cómo afectará eso a su campaña presidencial, y se dedicó a pintar un país en llamas por culpa del Gobierno de Joe Biden.
El candidato republicano ‘in pectore’ -todavía tiene que ser proclamado en julio- compareció en la Torre Trump de su propiedad en la Quinta Avenida y habló durante media hora larga, sin admitir preguntas, flanqueado por su equipo de campaña y una fila de banderas estadounidenses.
Dedicó gran parte de sus palabras a discutir la legalidad del juicio que terminó el jueves con el veredicto de culpabilidad en 34 cargos y anunció que lo recurrirá basándose en numerosos argumentos, como que el juez Juan Merchan impidió la comparecencia de numerosos testigos y le impidió igualmente tomar la palabra en numerosas ocasiones.
Trump se tomó su tiempo para atacar la parte central del delito por el que fue condenado -el pago irregular a una actriz porno y la falsificación de registros comerciales para ocultarlo-, y dijo que él únicamente se dedicó a pagar «gastos legales», y que todo fue «muy profesional», sin nombrar en ningún momento a su exabogado Michael Cohen, que fue quien desveló aquellos pagos y se convirtió, de hecho, en pieza principal de convicción.
El expresidente llegó a decir que el fiscal Alvin Bragg -que dirigió la acusación- preparó los cargos solo cuando aparecieron sondeos en los que él «lideraba a los republicanos (por encima) de los demócratas», lo que demuestra que es un juicio «amañado», y por ello apelará el veredicto.
Y con respecto a los sondeos, se jactó de haber visto uno realizado en las horas posteriores al veredicto por el diario sensacionalista Daily Mail en el que él está seis puntos por delante de su rival, el demócrata Joe Biden.
Al igual que se jactó de que el veredicto parece haber dado alas a su candidatura, pues desde que se conoció el veredicto ha logrado recaudar la cifra récord de 34 millones de dólares, procedentes de pequeños donantes que han aportado cantidades de entre 21 y 50 dólares.
Mensajes políticos
Pero los principales mensajes de su comparecencia-discurso fueron de tono político, pintando un país en gravísimos problemas.
«Estamos perdiendo a nuestro país»; «tenemos un país corrupto, con elecciones corruptas»; «estamos en los 36 billones (de dólares de deuda)»; «cifras sin precedentes de terroristas vienen a nuestro país» o «tenemos las fronteras abiertas» fueron sus principales mensajes.
Fiel a su estilo caótico, saltando de un tema a otro, proclamó al empezar: «El país está en muy baja forma, (los demócratas) quieren multiplicar los impuestos por cuatro, nos quieren impedir tener automóviles con obligaciones ridículas (en alusión a las limitaciones a los motores de combustión) y dar la posibilidad a China de construir todos nuestros vehículos».
No dejó pasar uno de sus temas favoritos, el de la inmigración, al subrayar que por la política de Biden de ‘puertas abiertas’ «se permite entrar al país a gente de países desconocidos, de lugares desconocidos, con lenguas que uno nunca antes había oído».
Sin embargo, citó tres países en concreto como origen de esta oleada migratoria: República Democrática del Congo, China y Venezuela.
A los chinos los pintó como un ejército. «En los últimos tiempos, los he visto haciendo fila, parecen perfectos soldados, casi todos varones, de 19 a 25 años, como si estuvieras en un ejercicio de reclutamiento, con buenas tiendas, con los mejores celulares que se pueden comprar. ¿Pero qué pasa aquí? ¡Es como si estuvieran levantando un ejército!», dijo.
Y a los venezolanos les atribuyó directamente las cifras de criminalidad, al asegurar que el Gobierno venezolano se dedicó a vaciar las cárceles de su país y enviar a Estados Unidos a sus delincuentes, que viven «en hoteles de lujo mientras nuestros veteranos (de guerra) duermen en la calle como perros».