RETRATOS ABIERTOS
Será en el primer trimestre del año 2027, cuando el tren CDMX-Pachuca, totalmente electrificado y confinado, -es decir, que evitará cualquier cruce de caminos, calles o avenidas mediante puentes y pasos a desnivel- entre en funcionamiento, mediante una inversión de 50 mil millones de pesos, y que permitirá la generación de 125 mil empleos, 42 mil directos y 83 mil indirectos.
Será, por muchas razones, un primer acto de justicia social histórica para un Estado como Hidalgo que, sexenio tras sexenio, ha sido el convidado de piedra a toda obra magna que se construye en la zona centro del país, y que, a cambio, ha dado todo, desde plata, agua limpia y su entorno ecológico.
Lo he mencionado varias veces en este mismo espacio: cuando el gobierno de Fox convocó a los que pretendieran construir el Nuevo Aeropuerto Internacional alterno al de la Ciudad de México, la entidad hidalguense participó, y participó con el mejor proyecto, por supuesto mejor que el de Texcoco y el Felipe Ángeles. La decisión, fundamentada en conveniencias políticas y económicas, favoreció a San Salvador Atenco, Estado de México, donde finalmente no se pudo edificar, ante la oposición de sus habitantes. El gobierno federal hizo caso omiso al segundo lugar, que solo invirtió, y mucho, para quedarse a la espera de nada.
Con Calderón fue lo mismo, igual que con Peña Nieto, igual que con López Obrador. Todos, en campaña, prometieron lo que les generara votos. Todos, ya como presidentes, se olvidaron de ese compromiso.
Para fortuna de todos los hidalguenses, la ahora presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció en su toma de posesión, que, de llegar a la primera magistratura de la nación, una de sus primeras acciones sería construir el tren de pasajeros de la Ciudad de México a Pachuca, con una escala fundamental en el Aeropuerto Felipe Ángeles.
Ciscados como estamos, empezamos a creer que era lo de siempre, y que ya en el poder, el olvido es asunto que se adquiere como una segunda vestimenta.
Ayer, en Huitzila, una población del municipio de Tizayuca, limítrofe y rodeada por el Estado de México, la Presidenta Sheinbaum, acudió, puntual, a una cita que había hecho con la justicia social histórica: devolver, en obras magnas, un poco de lo mucho que Hidalgo ha dado a la nación.
Y sí, no anunció, sino que dio el banderazo a las tareas para cristalizar, el primer trimestre de 2027, la obra más importante que la federación haya hecho para el Estado: un tren de doble vía electrificada, con una longitud de 98 kilómetros, que realizarán el viaje Ciudad de México-Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles-Pachuca, en 40 minutos, y del AIFA a la capital hidalguense en 20.
Quiero repetirle que ser testigo de un acto de justicia histórica de este tipo, sin duda que emociona, porque hace ver un futuro promisorio para los hidalguenses de nacimiento y adopción, porque se toma en cuenta, y en serio, a sus habitantes y a sus autoridades, siempre convidados de piedra a la planeación del futuro glorioso del país, pero donde Hidalgo nunca tenía cabida.
No digo que con esta obra se solucione toda la problemática que vive el Estado, pero sí es un paso fundamental para que, en términos reales de competencia, aspiremos a competir con probabilidades de ganar, en la atracción de inversión extranjera y también del gobierno federal, pero ya sin estar a merced del buen humor de quien sea titular del Poder Ejecutivo del país, del momento coyuntural.
No, es la primera vez que se anuncia no solo un medio de transporte que llevará a 700 pasajeros en cada tren, sino el apalancamiento de un destino natural para la edificación de grandes obras, que permitirán convertir a Hidalgo en un Polo Nacional de Desarrollo.
De eso hablamos, de un futuro cierto, fuerte, digno para los hoy adolescentes y jóvenes hidalguenses, cuando hay Palabra de Mujer.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
X: @JavierEPeralta