La canciller de Japón, Yoko Kamikawa, exigió hoy a su homólogo chino, Wang Yi, que se garantice la seguridad de los residentes nipones en China y se combata el discurso de odio en las redes sociales, tras el asesinato la semana pasada de un niño japonés en Shenzen.
Kamikawa trasladó esta petición al ministro chino de Exteriores durante una reunión que celebraron en Nueva York en los márgenes de la Asamblea de las Naciones Unidas que se celebra en esta ciudad estadounidense.
La canciller japonesa pidió más explicaciones a las autoridades chinas sobre el incidente, y reclamó medidas para evitar que en las redes sociales «se propaguen comentarios que puedan afectar directamente a la seguridad de los niños», según informó en un comunicado el ministerio nipón de Exteriores.
Kamikawa también trasladó a Wang su deseo de que este incidente «no sea un obstáculo para las relaciones entre los dos países», que se han enfriado recientemente a raíz de maniobras militares chinas alrededor del territorio nipón y del acercamiento de Pekín a Moscú a raíz de la invasión rusa de Ucrania.
Wang, por su parte, prometió a Kamikawa que Pekín va a proceder en el caso del ataque al menor japonés «de acuerdo con la ley» y que «protegerá la seguridad de todos los ciudadanos extranjeros en China como siempre hace», según informó en un comunicado el Ministerio de Exteriores de ese país.
El canciller chino también pidió «calma» a Japón a la hora de tratar este asunto, así como que lo haga «de forma racional y sin politizarlo o exagerarlo».
El niño, estudiante de la Escuela Japonesa en Shenzhen, fue atacado cuando se dirigía a clases la mañana del 18 de septiembre, fecha en la que se conmemoraba el inicio de la invasión nipona de China en 1931.
El agresor, un hombre de 44 años con antecedentes, fue detenido por las autoridades locales.
Este ataque se suma al registrado en junio en la ciudad china de Suzhou (este), donde una madre japonesa y su hijo resultaron heridos por arma blanca mientras esperaban un autobús escolar, y una ciudadana del gigante asiático que se interpuso entre las víctimas y el atacante falleció intentando defenderlos.
Kamikawa y Wang también abordaron el tema del vertido de agua contaminada y tratada de la central de Fukushima al Pacífico, después de que Japón se comprometiera aceptar una vigilancia adicional a largo plazo de esa medida en colaboración con China y con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), a cambio de que Pekín retirara el veto que aplica a la importación de productos marítimos nipones.
La canciller nipona reiteró que el vertido nipón se basa en «motivos científicos», mientras que Wang volvió a pedir a Tokio «que cumpla sus compromisos y que evite problemas innecesarios» derivados del vertido.