RETRATOS HABLADOS
Ha sido un largo, larguísimo camino, el que se ha recorrido en todo el país para buscar desembocar a nuevas posibilidades en el ejercicio de la política. Se quiera o no, la base de lo que hoy tenemos, se encuentra en el Revolucionario Institucional, todavía a estas alturas proveedor de embajadores, votos en la Cámara de Diputados federal y el Senado, para hacer realidad las reformas que propone el presidente de la República.
Ha sido un camino largo, larguísimo, que aún no sabremos dónde irá a parar, porque sin duda que los pronunciamientos de transformación, de cambio radical, ya existían desde hace décadas entre los cuadros más progresistas del tricolor, que por supuesto sí existieron y existen, pero frenados por la presencia de personajes que habían descubierto la exquisita forma de vivir a costa del erario público, sin importar que en el trayecto tuvieran que echar mano de actos de corrupción.
Poco hay de nuevo algo bajo el sol.
Alguien decía, con razón, que en los asuntos de la literatura ya todo está contado, pero basta la sutil modificación en el estilo de escribir la misma historia, para reencontrar la novedad, la absoluta sorpresa, igual que los enamorados reinventan el antiquísimo arte del amor al grado de transformarlo y hacer que resurja la certeza de que todo, absolutamente todo, empezó con ellos, que juran y perjuran que nunca había existido.
Está claro que el asunto de la política es otro, bastante alejado del sentimiento más noble del ser humano, que es el amor al prójimo, pero que en ocasiones logra acercarse a sus inaccesibles linderos.
Hoy vivimos un tiempo inédito en el país, y por supuesto en buena parte de la nación, han caído los antiquísimos gobiernos del PRI, para extender aún más los regímenes morenistas. Es el antiguo pero fundamental proceso en que luego de “tocar fondo”, los seres humanos propensos a las adicciones, emergen del fondo para reencontrar no solo el camino, sino la capacidad de retomar la senda del sentido común para vivir en sociedad.
El cuestionamiento, sin embargo, cada vez más insistente, a la luz de los acontecimientos, es si en términos concretos de verdad ya habíamos “tocado fondo”, o todavía habrá que esperar solo lo necesario, para descubrir que a la planta baja donde caímos, aún le quedan dos o tres sótanos donde espantarnos de lo que una sociedad es capaz de crear.
Por el bien de todos, deseamos que solo sea una mala pasada de la imaginación, el que la caída aún depare muchos metros de profundidad.
Sin embargo, la verdad es qué hay muy poco de qué sorprendernos, en una historia que pareciera no solo no tener fin, sino ampliarse y ampliarse de manera constante hasta el infinito.
Una buena parte de esta incertidumbre, es la incesante exposición de quienes ejercen el poder a una equivocada idea de que estar en boca de todos es garantía de ser más cercanos a la ciudadanía. No es así, con todo y que el aplauso de un público cautivo, el que conforma la base del poder, aplauda y aplauda sin interés alguno en lo que se diga, que su aprobación hace mucho que ya fue no solo adquirida sino asegurada hasta la eternidad.
Pero muy diferente es la historia en un país que por naturaleza no es homogéneo en nada, y se toma a una parte por el todo.
Es posible, absolutamente posible ejercer el poder con una parte del todo sin duda alguna, de eso no hay duda. Pero es imposible descubrir y atender sus verdaderas carencias. Es viable, es posible conservar por décadas y décadas el mando, pero siempre será una realidad que se acabará por usar la fuerza de la opresión en un momento determinado.
Tarde es cuando se dan cuenta que la vida de artista nada tiene que ver con la vida del político serio, que busca ejercer el poder con prudencia y alejado de las irrealidades, de los inventos que a veces se crean ya sin darse cuenta.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.MX
X: @JavierEPeralta