RETRATOS HABLADOS
Hoy, en su capítulo V, usted puede leer la columna de reflexión, y futuro libro de consulta, Tiempo Esencial, escrita por el maestro, Miguel Ángel Serna Alcántara, y que le pido lea con la serenidad y paciencia que amerita un texto como el citado, porque la invitación que desde la primera entrega hizo para hacer filosofía es, por mucho, la mejor que uno puede recibir en tiempos como los que vivimos.
Serna Alcántara, es uno de esos personajes únicos, como lo fue Román Hernández Genis, plenos de dignidad y lealtad a sus principios, a sus creencias, a sus sueños. Profundo analista del quehacer político, nunca ha rehuido a sus preferencias ideológicas, pero siempre ha antepuesto el diálogo como vía para encontrar luz, cuando pareciera que la oscuridad llena todo el panorama.
Está claro que estamos no solo ante un historiador, sino ante un filósofo en el mejor sentido de la palabra, que ha hecho de su vida una eterna búsqueda de la verdad, que por muchas razones debiera ser la vocación de todos, pero que a veces queda estacionada en los avatares de la vida cotidiana.
A eso nos llama el maestro Serna Alcántara, a recuperar el sentido de las cosas, siempre a través de la indagación filosófica, a través del conocimiento que cada semana nos ofrece en su espacio de opinión. Porque para buscar la verdad, es necesario conocer todo el camino que se ha recorrido en su búsqueda.
Y fíjese lector, que reservar cada lunes un espacio, no solo físico sino de tiempo, para leer con calma, como el que exige degustar un texto como de Tiempo Esencial, lleva de inmediato a la reflexión sobre la vigencia plena del gusto por la lectura, que de ninguna manera puede reducirse a las imágenes vertiginosas que corren, se esfuman en la supercarretera de la información.
Uno abriga la esperanza que de alguna manera recuperemos la vocación por leer, y leer implica que no sea un número determinado de palabras, mar de imágenes, y que todo esté supeditado a los “cánones” que dicta la mercadotecnia digital, que afirma “ningún ser humano de estos tiempos puede fijar por más de un minuto su vista en una pantalla llena de letras”.
De alguna manera vimos, sin disgusto ni preocupación, la transformación de la población de todo un país, un mundo entero, en analfabetas funcionales; transformados en adoradores de las imágenes jocosas, de los momentos chuscos, de los accidentes al por mayor, de la imbecilidad como norma de popularidad. Porque todo se trata, en estos tiempos, de ser popular, ser virulento para que lo que se “suba” al internet, sea “viral”.
Y los virus no necesitan de inteligencia alguna, solo del descuido de una población para esparcirse sin control, para hacerse epidemia y luego pandemia.
Así que esta es la oportunidad para decir NO, a la moda de pasar todo el día con el dedo casi desgastado, para correr a mayor velocidad la pantalla del celular y ver y no ver nada, y leer y no leer nada, y pensar y no pensar nada.
Destine media hora, una hora si después de la lectura desea profundizar los conceptos, aquí sí con las utilidades de su computadora, o su celular. Piense que pensar, que reflexionar, nos puede explicar el presente, a partir de toda la riqueza filosófica.
Además, nos acompaña como Diógenes de Sinope, un maestro de la talla de Miguel Ángel, y la lámpara, sin duda, es su conocimiento vertido en Tiempo Esencial.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
X: @JavierEPeralta