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Tiempo de cerrar el año

Javier Peralta
3 Min de Lectura

LAGUNA DE VOCES

Ahora la música se extiende hasta lo más profundo del lago. Por cada pasillo aparecen luces. Supongo es nochebuena y todos los que se fueron de la vida asisten, porque al otro día será Navidad, y son citas que no pueden, ni rechazarse, y mucho menos desdeñarse por falta de tiempo, lo apremiante de la convocatoria, pero en términos reales nunca hay tiempo para hacer las cosas de manera correcta. Mucho menos en los sueños.

Digo que es un lago, pero es simple corredor de oficina, con ventanas de madera que dejan ver una chimenea como cuando niño; era preciso quedarse maravillado con una sala de hogar repleta de luces, y uno siempre afuera, sin darse cuenta si aquello era real o simples trucos de la imaginación.

Si el piso siguiera las pulsaciones de la sonata 11 de Beethoven, seguro que ahorita estaría quieto, luego correría con un tema machacón que ya corre de nuevo, se repite, parece asunto de sonrisas, de comedia, pero si es del autor de tanta música que retaba al destino, entonces se entiende poco lo que tenemos a la vista del paisaje, en que se mezcla la música con algo que se inventa, se reinventa.

Desde septiembre algo del espíritu del cierre de año se aparece en el corazón del que espera y espera que la ruta se enderece, se asome al sol luminoso, y se aparten las sombras, aunque con regularidad resulta infructuoso el esfuerzo.

Es una lástima llegar a este trecho del camino para esperar el buen humor, el momento justo, lo que después de varios lustros me tenía sin cuidado del que oprime el botón, para que estallen los fuegos de artificio.

Es sobre todo una pérdida de tiempo, esperar que de repente las musas de la eventual convivencia pacífica y sin ánimos de pelea, se imponga ya con los ojos puestos en las únicas semanas, las decembrinas, en que se apacigua el alma, se guarda el rencor, y se despierta la sana posibilidad de ser solidario con el semejante.

Así que es septiembre.

Vienen las fiestas del país, las tomas de posesión a diestra y siniestra de los políticos del poder, el principio de una historia de todos conocida, que nunca termina, que ese multiplica al por mayor, que recrea tierras nubladas, grises, y que sin embargo ejerce el embrujo de siempre.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx

@JavierEPeralta

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