RELATOS DE VIDA
Cautivó a primera vista, no solo por su belleza, sino por su rareza, su estructura y sus colores, hacían que destacara de todas las demás, y sin dudarlo un segundo fue a adquirida, pues creyó que estaba diseñada para colocarla en el lugar considerado perfecto para que creciera y adornara el lugar.
La emoción por instalarla en la casa se notaba en la mujer, no había tenido una planta así, pese a que su jardín y casa se distinguía por el aroma y lo colorido debido a las diferentes especies que cuidaba.
Decidió dejarla dentro del hogar, pues sus flores eran dignas de ser admiradas por todos los visitantes, le dio la bienvenida mientras la trasplantaba y le dijo palabras cálidas, y la animó a mantener su belleza y rareza.
Todos los días platicaba con ella, y la cuidaba por sobre todas las demás, pero en quince días de estancia, el curioso ejemplar no floreaba, le cambió el color de las hojas y comenzó a entristecerse.
La mujer no entendía lo que pasaba y optó por dejarla un rato en el jardín para que le diera el sol, el aire y aprovechar para regarla, y con las tareas pendientes se le olvidó meterla al finalizar al anochecer.
Al siguiente día recordó que la había olvidado, salió para introducirla, le pidió disculpas por dejarla toda la noche en el frío y la colocó nuevamente al interior de la casa, con la esperanza de que ya no se deterioraría.
El tiempo pasó y la planta seguía triste, sus hojas seguían cayendo, los colores se opacaban y no se veían rastros de que pudiera florecer, y nuevamente la puso en el jardín para regarla y tomara el sol.
Y nuevamente la olvidó, aunque ahora por más días, tuvo un viaje improvisado y no se percató de que la había dejado en el jardín, su ausencia se alargó por cerca de 15 días, y al regresar fue sorprendida con una nueva semblanza del ejemplar.
Lucía radiante, aún más que cuando la vio por primera vez, estaba frondosa, con más hojas y con bastantes flores moradas, su apariencia por fin le hizo entender que ese era el lugar que quería.
Ante la sorpresa la mujer no tardó en replicar, la regañó mientras observaba cuidadosamente el crecimiento, el color y su belleza, le mencionó que era una terca, pues cómo podía preferir los cambios de clima, el frío, el sol, la lluvia, los vientos fuertes y aun así crecer tan hermosa.
Finalmente aceptó que ese era el lugar ideal y simplemente replicó por última vez “eres hija de la mala vida, no cabe duda que te elegí bien”.

