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jueves, octubre 17, 2024

Su majestad la mentira…

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PIDO LA PALABRA

Para ocultar la mediocridad no hay mejor recurso que la mentira, ese parece ser el grito de batalla de aquellos que su futuro lo ven incierto a causa de sus propios errores, los cuales les cuesta mucho reconocer, y por ello, siempre buscarán la forma de desviar la responsabilidad hacia otras personas, sin importarles que esas personas puedan ser afectadas material y emocionalmente por la canallada que representa el mentir.

En principio, tal vez parezca que los mentirosos han ganado la batalla, pero como decía Eduardo Couture refiriéndose al Derecho: “El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración”; los amantes del esoterismo dirían que es el “karma”, y por lo tanto replico este pensamiento que leí en alguna parte: “Nunca entenderás el daño que hiciste hasta que otra persona te haga lo mismo, por eso estoy yo aquí. Atentamente: El Karma”.

La mentira produce un placer efímero, al ver cómo su resultado parece favorecerte; pero su verdadero efecto termina por ser fatal para aquel que la vierte, pues no importa el tiempo que haya transcurrido, el letrero de “mentiroso” siempre irá lacrado en su frente.

El decir la verdad nos libera de una carga bastante pesada, tal vez las consecuencias nos duelan, pero ese sentimiento que produce el reconocer los errores son el primer paso para ir creciendo emocionalmente; la madurez comienza con el autoconocimiento de tus fortalezas y debilidades.

Lo mejor es caminar con la cara en alto, no obstante las piedras en el camino que los envidiosos y traicioneros colocarán para evitar que los emprendedores avancen; dejen que esa gente nefasta y floja se retuerza en sus propias heces, pues tarde o temprano se tragarán su propio veneno, solo es cuestión de tiempo.

En la política, noble actividad del ser humano, ha terminado por ser el recinto de la mentira, ésta se ha convertido en la cueva de los mercenarios del poder, aquellos que prácticamente se han pasado la vida comiendo del presupuesto arrancado con sangre, sudor y lágrimas de los contribuyentes.

Por eso es que la gente se ha alejado de todo lo que huela a política, porque ésta es sinónimo de mentira; se miente para ganar, también se miente cuando se ha perdido; en esto último, para justificar la derrota fraguada en la mediocridad de los que todo quieren a cambio de poner nada de su parte.

¿Mentir será nuestra naturaleza?, definitivamente lo dudo; cuando alguien miente lo hace con todo el dolo que su nefasta ambición le aconseja; mienten para traicionar, mienten para justificar sus actos, mienten para ganar el apoyo, mienten cuando de antemano saben que van a traicionar la confianza; ésa es la política de esta época con la mentira recargada.

Pero no todos son mentirosos, todavía hay gente honesta que merece ser reconocida e imitada; gente que se esfuerza por lograr mejores cosas a través de su trabajo y no de la ventaja que pueda sacar sobre los demás; los envidiosos y mentirosos son los que deben desaparecer del mapa político, algún día sucederá.

Que su envidia sea tu acicate; no te bajes a su nivel de mediocridad, mejor avanza, pues cada uno de tus éxitos es una especie de bofetada para aquellos cuyo único argumento es “mentir”.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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