Soy un desaparecido,
para nadie soy alguien,
soy o fui Miguel, Lucía,
Bernardo, Sonia, Antonio,
Pero más bien soy un número,
soy el cien mil doscientos
de los desaparecidos.
Soy de un país, México,
donde la vida no vale nada,
donde lo importante es el
poder y el dinero, no la vida.
Soy un desaparecido,
estoy muerto, desgarrado
con el cuchillo o las pinzas,
me quitaron la ropa y me
golpearon, les supliqué,
lloré pero no importó
porque no importo a nadie.
Soy un desaparecido,
estoy vivo aún, no sé
por cuánto tiempo.
Escucho a los hombres
siempre armados, ordenan
y obedecemos, a unos los
van a utilizar para pelear y matar,
a otros seguro nos van a matar,
también hay mujeres, las que cocinan,
a las que violan y finalmente nos van
a matar, porque no importamos a nadie.
Ellos mandan, porque ordenan a los
alcaldes, a los policías, a los gobernadores,
soy desde hace meses un desaparecido,
mi madre me busca, para ella soy alguien,
el muchacho que iba a la escuela, el
muchacho que tenía novia y amigos,
pero ahora soy nadie, soy un desaparecido.
Me lees en la mañana en un periódico,
me ves en el youtube, en las redes, soy
parte de los desaparecidos, pero te da lo
mismo, es la misma información a diario.
Soy un desaparecido, obligado a pelear,
a trabajar para los delincuentes, los
llamados narcos, ahora soy ceniza,
me quemaron en sus hornos, sólo quedaron
mis zapatos, como los de 200 más.
Soy una desaparecida que clama justicia
pero sé que nunca llegará, porque ellos
dominan también la justicia.
Dicen que nadie puede desaparecer,
porque finalmente alguien me vio,
alguien me sometió, alguien me mató.
Díganle a mi madre, a mi padre a mi esposa,
a mi marido, a mi hijo, porque yo también soy mujer,
o niña adolescente, que soy tierra ya, que
ya sólo soy recuerdo, porque ya no estoy,
más que en el recuerdo de mi familia.
Soy un desaparecido, soy una desaparecida
que no cuenta para el gobierno,
que no cuenta para los poderosos empresarios,
ni para nadie, sólo para mi familia.