La futura presidenta Claudia Sheinbaum dedicó la primera semana tras su triunfo en las elecciones mexicanas a hablar con líderes internacionales de todo el espectro ideológico, con lo que perfila mayor apertura al mundo que el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien solo viajó siete veces al extranjero en sus seis años de mandato.
Sheinbaum, quien el domingo recibirá su constancia de presidenta electa, habló con presidentes como Joe Biden, de Estados Unidos, y Pedro Sánchez, de España, así como con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, y el presidente del Banco Mundial (BM), Ajay Banga.
Pero también ha hablado con el mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, y ha recibido felicitaciones de los presidentes de China, Xi Jinping; de Rusia, Vladímir Putin, y de Ucrania, Volodímir Zelenski, además de las naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), entre decenas más.
Por ello, se espera que «exista una coherencia en la política exterior y sobre todo en esta idea de fortalecer el papel de México a nivel regional e internacional», expone José Joel Peña, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
«Porque claramente hemos estado en un sexenio en el que ha predominado el aislacionismo y solo se le ha dado prioridad en momentos muy específicos a la relación con Centroamérica y, sobre todo, con Sudamérica», apunta el experto en política exterior a EFE.
Con base en el ‘Proyecto de Nación’ de Sheinbaum, el académico percibe cuatro ejes en las relaciones internacionales: la diplomacia y el servicio exterior mexicano; las condiciones de los mexicanos en el extranjero, en particular en Estados Unidos; abordar las causas de la migración, y fortalecer las relaciones económicas globales.
Un contraste con López Obrador
López Obrador, quien llegó al poder en 2018 con el lema «la mejor política exterior es la interior», solo hizo siete giras al extranjero en seis años de mandato: cinco a Estados Unidos, una a Chile y Colombia en Suramérica, y otra en Centroamérica y el Caribe, donde visitó Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba.
Durante la campaña, la asesora de la candidata en temas exteriores, Diana Alarcón, reconoció que la próxima mandataria tendrá que aumentar su participación internacional tras asumir el 1 de octubre.
«La presencia de México en foros internacionales es importante, porque su liderazgo político es importante», admitió Alarcón durante los ‘Diálogos sobre política exterior’ de la Universidad Iberoamericana.
Sheinbaum afrontará su primera prueba en la reunión del G20 que albergará Brasil en noviembre, cuando los líderes de las mayores economías del mundo tendrán interés en dialogar con la primera mujer presidenta de México, indica William Jensen, asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).
«Hay una gran expectativa por la naturaleza histórica de la victoria de Sheinbaum, pero la futura presidenta llegará a foros internacionales en los que, durante seis años, se notó la ausencia de López Obrador», comenta el politólogo internacional a EFE.
EE.UU., Ecuador y otros retos heredados
Especialistas coinciden en que el mayor reto que espera a Sheinbaum es la relación con Washington, donde el exmandatario Donald Trump (2017-2021) podría volver a la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre.
Incluso si no regresa, está próxima la revisión, que comenzará en 2025, del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), destino de más del 80 % de las exportaciones mexicanas y principal motor de la economía nacional.
Por ello, Sheinbaum debería enfocarse en fortalecer el T-MEC y potenciar el fenómeno de relocalización de empresas o ‘nearhsoring’, según el Consejo Mexicano de Comercio Exterior (Comce).
Pero Peña advierte que otros desafíos de la próxima mandataria serán legados de la actual Administración, en particular la demanda de México contra Ecuador en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) tras el asalto a la Embajada mexicana en Quito el 5 de abril, y reparar los lazos quebrados con Perú, compañero de la Alianza del Pacífico.
«Sheinbaum quiere reforzar la integración latinoamericana, al igual que López Obrador, pero afronta un panorama complicado, en el que líderes de Ecuador, Perú y Argentina, han tenido roces con el actual presidente», advierte también Jensen.