PIDO LA PALABRA
Los mexicanos nos encontramos ante una envidiable oportunidad de construir positivamente el tipo de Estado que deseamos, y por ello no debemos permitirnos el quedar impasibles ante nuestra realidad política y social, de otra manera, nos convertiríamos en cómplices de aquellos que únicamente se aparecen cuando pueden sacar provechos personales.
Ese es el reto que hoy día enfrentamos en México, una Nación que todavía está llena de gente en condiciones de pobreza, algunos inclusive de pobreza extrema, y que, sin justificarlos, tal vez sea esa la razón por la que han sido cooptados por aquellos que gustan enriquecerse con actividades contrarias a la ley; gente que todavía está apartada de toda oportunidad y que día con día su prioridad es tener algo que llevarse a la boca para mitigar el hambre; un País en donde las oportunidades de trabajo pueden ser rebasadas por las necesidades de aquellos que diariamente tienen que emigrar a otro lado en busca del sustento familiar.
Por ello las preguntas son: ¿Qué es lo que queremos para nuestra familia?, ¿en qué tipo de sociedad es en la queremos vivir?, está en nuestras manos y será nuestra decisión la que nos lleve a ese lugar; que no nos ciegue otra vez el canto de las sirenas, pues nada se crea de la nada, y por ello, esperar que las soluciones de todos los problemas nos lleguen del asistencialismo es condenar a nuestra dignidad a una postración conformista.
En verdad que todo lo que queremos en la vida se encuentra fuera de nuestra zona de confort. Por esa razón, es que ya debemos dejar de depender de la buena voluntad de otros y poner manos a la obra; ya salgamos de la cama y vamos a partirnos el alma para salir adelante, el uno de Octubre ya pasó y debemos darnos cuenta que la situación económica y social no pudo ser resuelta por decreto, al contrario, los índices nos indican que fuimos en reversa.
Por ello, debemos estar conscientes que solo el trabajo y el esfuerzo conjunto entre ciudadanos y autoridades es lo que nos mantendrá a flote; ya vimos que el vivir en una queja permanente y culpar al pasado no sirve para nada si es que no ponemos la parte que nos corresponde dentro de ese binomio de crecimiento; pues por muy buena intención que tenga un Gobierno para sacar del lodo a un Estado, si sus ciudadanos solo están a la espera de recibir sin poner nada de su parte, entonces el crecimiento está destinado al fracaso.
Sí, reitero, muchos pobres todavía, pero no esperemos que “el primero los pobres” sea la puerta al éxito, esa es solo una parte del protocolo de actuación, la segunda es el fomento al empleo, la tercera lo aplico al ejercicio profesional y honesto de la administración pública, y la cuarta, es la voluntad ciudadana de querer ser protagonista y no un simple espectador de su propio futuro.
Somos una generación en donde se han ido dando cambios acelerados, muchos de ellos producto de la improvisación, y por ello, pasaron con más pena que gloria; ahora debemos ver hacia adelante y preguntarnos cómo podemos colaborar para no cometer los mismos errores.
Cualquier cambio no se genera solo, nos necesita como entes positivos y emprendedores; vamos a darle vuelta a la hoja de la crispación derrotista e intentemos convertirnos en auténticos ciudadanos de tiempo completo; lo único imposible es lo que no se intenta.
Como colofón, le pido a los nuevos presidentes municipales en Hidalgo, que ya reaccionen, los baches necesitan de ese talento que ustedes presumían en la campaña para devolvernos calles dignas.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.