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Segundo Tiempo

Miguel Ángel Serna
7 Min de Lectura

TIEMPO ESENCIAL DE HIDALGO (I)

La  vida y PLAZA JUÁREZ, diario dirigido por don Javier Peralta y editado en Pachuca, capital del estado de Hidalgo, me han dado la oportunidad de reiniciar la edición de TIEMPO ESENCIAL, ahora con el patronímico “DE HIDALGO”, necesario para enfatizar el propósito sustantivo de ésta columna desde la primera época de su edición, dirigido a hacer presente la filosofía en nuestro estado que, por circunstancias y procesos históricos que ya señalamos en nuestros primeros artículos, se distingue por su raquítica existencia, reducida a las materias incluidas en el bachillerato y los rudimentos del pensamiento filosófico, destinados a dotar  a quienes estudian una profesión universitaria con ciertos elementos que, a juicio  de sus planeadores educativos, han de incluirse en la formación de los alumnos  de las diversas profesiones científicas, técnicas o humanísticas que imparten. 

Fuera de eso, la filosofía en Hidalgo, como lo señalé desde el primer artículo de la primera época de TIEMPO ESENCIAL, sigue siendo un terreno mostrenco donde se consumen algunos frutos importados sin que hayamos tenido el interés y cuidado de cultivar los nuestros.  

A mostrar eso y, sobre todo, a exponer a modo de denuncia como es que las instituciones públicas y privadas de educación superior en el estado no cuentan con la carrera de filosofía en su oferta educativa, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de los estados de la república mexicana y en la CDMX, dediqué también un buen número de páginas de TIEMPO ESENCIAL de aquella etapa. 

En ese tenor, interrogué, tanto a universidades públicas como privadas, las razones por las que la filosofía no cuente con un lugar en ellas como normalmente lo tiene en otros estados y ciudades. 

Cuestioné en particular a las autoridades de la Universidad Autónoma de Hidalgo por incumplir el Decreto de su creación, que data de 1961, en el que se consigna que entre las carreras que compondrán a la nueva universidad estará la Escuela de Filosofía y Letras, imperativo que a la fecha (2024) sigue sin cumplirse. 

Lo mismo hice con quienes en Hidalgo, cuentan con estudios profesionales de filosofía o siendo hidalguenses, los ejerzan en otras tierras, la razón por la que no se han preocupado de fomentar sistemáticamente su cultivo entre sus olvidados paisanos. 

Y también, de pasadita, a los filósofos que reconociendo y promoviendo la universalidad de la filosofía y el derecho que todo ser humano tiene para contar con ella en su formación, tal y como lo consigna la Organización de las Naciones Unidas para el la Educación (UNESCO); no han dado la menor muestra de preocuparse por hacer efectivo tal propósito fuera de sus reducidos ámbitos académicos. 

No dejé de indicar que, aunque los gobiernos estatales no son los encargados directos de los estudios universitarios, si lo son de su fomento y cuidado. El propio decreto de fundación de la UAEH, expedido por el Congreso del Estado, es la muestra patente de ello; por lo que los gobernantes y representantes están obligados a vigilar el cumplimiento de sus propias decisiones y mandatos o repararlos cuando así requiera. 

Invité a todos aquellos que cultivan la filosofía en la soledad de sus hogares o en grupos y comunidades de nuestro estado, a comunicarse con nosotros brindando a TIEMPO ESENCIAL como un espacio de concurrencia y expresión común, donde puedan escucharse todas las voces y todas las reflexiones que su interés filosófico les motive dar a conocer. 

Reconocí entonces no ser tal vez el más indicado para lograr ese objetivo, por no contar con el conocimiento ni los reconocimientos académicos suficientes para iniciar esta empresa, y manifesté mi disposición para que otros mejor capacitados la encabecen, sin faltar por ello al compromiso de hacer presente a la filosofía en Hidalgo el cual me es personalmente irrenunciable. Estos son, en síntesis, los planteamientos que establecimos en la primera época y de los que partiremos para desarrollar este nuevo período de Tiempo Esencial de Hidalgo

La filosofía no puede quedarse en el terreno de las evidencias, pero sí las requiere para emprender su labor en una realidad situada espacial y temporalmente. Fueron ellas las que me llevaron a plantear la ausencia de la filosofía como una condición histórica que no solo debe resolverse política e institucionalmente, sino como un problema que por sí mismo le dificulta dar razón y sentido a nuestro pensar crítico en el estado Hidalgo.  

Es decir, que el punto de partida del ejercicio filosófico en Hidalgo es, para nosotros en este momento, el reconocimiento de un estado de negación: la ausencia de filosofía; para llegar a una afirmación (iniciar o abrir el diálogo filosófico) del ejercicio filosófico en nuestras circunstancias actuales. 

Partimos de una condición y un momento negativo y no positivo, porque si tuviéramos en nuestras manos los productos de una actividad filosófica desarrollada en Hidalgo, bien podríamos comenzar con ella como punto de partida; pero no existiendo ésta, hemos de iniciar por dar razón y sentido a su ausencia mediante las posibilidades metodológicas de comprensión que nos proporciona la propia filosofía y otras ciencias;  aunque no es el único paso que hemos de dar para hacerla presente, pero si el primero y veremos hasta dónde nos lleva. 

No olvidar tampoco que, más que el despliegue de una erudición o el señalamiento de una realidad negativa, nuestra búsqueda se dirige a encontrar un camino hacia lo que la filosofía permite hacer y obtener, como un modo de comprender y realizar nuestras vidas, al que por desgracia no hemos tenido al alcance en nuestro medio, dominado por el pragmatismo impuesto como horizonte de posibilidades de la vida actual. 

Avanzaremos, pues, sobre lo expuesto y logrado.

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