14.9 C
Hidalgo
miércoles, septiembre 17, 2025

Sea amable, por favor, lo necesitamos

Más Leídas

Un adulto responsable 

“Es impresionante cómo la amabilidad
embellece a las personas”

Frase motivacional de autor anónimo

Siempre me he preguntado cómo es que las tienditas de las esquinas sobreviven a pesar de que ya hay tantos locales de conveniencia a lo largo de las ciudades, algo tendrá que ver lo despistados que somos como mexicanos y el hecho comprobado de que siempre se nos olvida algo cuando vamos a “hacer el súper”, pero quiero creer que también la amabilidad y el buen trato tienen mucho que ver.

Específicamente en ese ejemplo, no me veo regresando a un lugar en el que me trataron con la punta del zapato, así sea mucho más barato o tengan descuentos espectaculares. Lo que sí me ha pasado es ir a cierta tienda no tanto por comprar algo en sí, sino a enterarme bien del chisme que se quedó a medias aquella vez.

Pero ser amable y ameno parece ser un arte en extinción en estos tiempos. Mayormente los hombres (aunque también hay mujeres despistadas) lo confunden con coqueteo y arruinan la esencia de un acto que ya no se ve mucho: la cordialidad. Esa cualidad que se debería de manifestar en varias áreas de la vida.

Debería de estar presente cuando alguien maneja muy despacio o muy rápido (para nuestro gusto) y recibe de nosotros solo malas palabras y mentadas de madre, en lugar de nuestra comprensión, porque nadie se arriesga a manejar en esta loca ciudad paste sin tener la necesidad de hacerlo y el que no lo haga al ritmo que nos gustaría, seguramente no es por gusto.

Asimismo en el respeto que le damos a los sueños y deseos que una persona nos confía, principalmente cuando a nuestro parecer “no tiene futuro”, o que “si estudia eso se va a morir de hambre”, porque a veces, hasta estudiar comunicación en este país puede llegar a ser redituable.

O bien cuando alguien cumple con su labor, aunque no nos guste: un policía que nos detuvo porque claramente cometimos una infracción; un maestro que nos reprendió a tiempo; nuestra propia madre que ya sabía que nos íbamos a caer mucho antes de que nos subiéramos al árbol.

Pero la amabilidad y la cordialidad han desaparecido. Ya nos acostumbramos a que nos traten mal en todos lados: en la tienda, en la gasolinera, en el hospital, en nuestra propia casa. ¿Qué les digo? Los malos modos están tan normalizados que ahora premiamos cuando la gente hace su trabajo de forma decente hasta de forma económica. Damos propina a los que simplemente cumplen con su labor con una sonrisa en la cara.

Y no, no digo que las propinas estén mal, sino que deberían estar presentes luego de un servicio excelente, no solamente porque la persona cumplió con su labor sin hacernos una “jetota”.

En serio, ojalá seamos un poco más amables, porque el mundo así lo requiere, porque esa frase de que muchas personas están librando batallas que desconocemos es muy cierta y cuando somos lo suficientemente amables para escucharlos, nos podemos dar cuenta que a veces la roca que cargan es mucho más grande que la piedrita que traemos nosotros.

Espero que un día seamos amables genuinamente, pero si no podemos hacerlo, prefiero mil veces a un grosero honesto que a una persona “good vibes” que solo lo es cuando le es conveniente.

Nota: Gracias por su amabilidad al leerme, nos vemos la próxima semana.

Autor